No al machismo
Uno de los riesgos de tomar referentes es idealizarlos. Para evitarlo suelen ser provechosos la información y el discernimiento.
Ejemplo: Aristóteles ha sido un faro para una vasta cantidad de hombres a través de fronteras y épocas. Sin embargo, como señala Zygmunt Bauman en su libro "La sociedad sitiada", fue capaz de decir que aquellos que son "tan inferiores a los otros como lo es el cuerpo con respecto al alma, y los animales con respecto al hombre, son esclavos por naturaleza, y es beneficioso para ellos, como corresponde a los seres inferiores, vivir al servicio de un amo". Acaso por no ser de quienes la sufrían, Aristóteles avalaba la esclavitud. Una posición cómoda, imitada hasta el cansancio.
Otra de sus expresiones reprochables fue que "el hombre demuestra su fortaleza cuando manda y la mujer, cuado obedece".
Frente a ella, Elena Moscone sostiene que "es necesaria una mirada más femenina, del lado de la mujer como sujeto de derecho como todo ser humano". Ajena a la discriminación aristotélica, esta estudiante del PEAM añade que "el ser humano es único, pero también hombre o mujer y los dos deben estar en paridad para poder hablar y expresarse".