19/4/21

Punto de encuentro

"Evitar conflictos, ¡qué difícil es!". Patricia Murphy siente que esto se debe a que "cada quien cree tener la razón absoluta". Evoca que, en aras de eludir disputas, una de sus tías, cuando se sentaban a comer, decía: 'En esta mesa no se habla de política, fútbol ni religión'.

"Debo decir, con el paso del tiempo, que las reuniones a veces perdían ese encanto de discutir, que muchas veces es bueno", sigue Patricia.

Considera esta alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores que "pensar distinto, intercambiar ideas y pelearnos, ¿por qué no?, nos hace reflexionar y a veces, en el disenso, uno encuentra la verdad".

Al pensar en una disputa clásica, la de suegras y nueras o yernos, Patricia cree que "a menudo lo pasa mal el hijo o la hija que está en el medio". "Amamos de forma diferente al ser que compartimos y entonces se hace difícil consensuar. Cuesta ponerse en el lugar del otro", sintetiza.

Una alternativa para no hacer olas es alejarse del agua. Otra, "unir a las partes en un mismo lugar y momento tratando de evitar discusiones". Patricia lo afirma pues está convencida de que "pensar diferente no está mal, hace que tratemos de ser una sociedad medianamente educada y equilibrada. Cuesta mucho", expresa y acota que "este tiempo de pandemia ha sacado de todos la parte más miserable, el ego, la falta de solidaridad, el no importarnos nada".