3/3/21

Construcción de años

"Todo es nuevo para el bebé y lo tiene que aprender y también tienen que hacerlo sus padres: aunque hayan tenido otros hijos, cada uno es distinto", asevera Susana Carbonari, dos veces madre.

O sea que la repetición de una condición no garantiza sabiduría. Cada curso es único como lo es cada partido, cada cliente, cada amor.

La alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores tiene claro que "la vida es un continuo aprendizaje". En la niñez se adquieren herramientas para saber desprenderse del hogar, "por eso el periodo de adaptación" en las salas de los jardines, en la adolescencia. También se aprende "a compartir con los compañeros, a hacerles caso a los maestros". Años después, a conciliar "juegos y obligaciones" y a "hacer deberes que en muchos casos son más difíciles de los que teníamos nosotros", evoca Susana.

"Más materias, nuevos compañeros, otros colegios", son las cartas de presentación que suele jugar el secundario, tiempo en que "a menudo se aprende a salir a divertirse". No es sencillo, acota Susana, en particular para chicos cuyos padres "no entienden sus tareas porque no terminaron la primaria o no saben leer".

"Los adultos también aprendemos muchas cosas. En esta época tan horrible aprendimos de la muerte. Un aprendizaje muy difícil". Las palabras de la estudiante del PEAM resuenan: "La televisión, la radio algunos días nos bombardeaban con cuántos muertos hay en un lado, en otro, la nueva oleada en Europa".

Antes y durante la pandemia, "aprendemos de nuestros padres, amigos, vecinos, compañeros, familiares. En todos los ámbitos de la vida hay que aprender", agrega y ofrece un área que siempre es bueno repasar: la generosidad.