Luz para crecer
"Todos los que han tenido la dicha de un hijo no se olvidan jamás de las diferentes etapas de su crecimiento". Lidia Olmedo recuerda que, "hasta el año, es un bebé que nos enternece con sus ajós y hasta cuando duerme".
La alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores acota que "hasta los cuatro años son niños y van conociendo cómo es la vida en familia y el respeto a los mayores. Después llegan la primaria, las letras, los números, los juegos y se suman obligaciones. A los once años entran en la pubertad, pegan el estirón, aunque algunos tardan un poco más".
El secundario entraña para Lidia "la mejor edad porque te quedan muchos amigos". Además, asignaturas tales como lengua, la favorita de un allegado a esta mujer que cursa cuarto año. "El estudio ayuda a desempeñarte en la vida, solo hay que proponérselo", cierra Lidia.