Sueños rotos
Susana Carbonari, estudiante de talleres de comunicación del PEAM, revisa y cuenta una anécdota de más de cincuenta años.
-Un chico se enfermó. Era el más travieso de la familia y, para tratar de consolarlo y que no molestara, los padres le dan un autito hermoso que habían traído de Mar del Plata. Cuando sale del médico, el nene lo rompe: le pegó un martillazo "para ver qué tenía dentro". "No había nada", les dijo a los padres tras poner en práctica la experimentación y la observación como métodos de investigación.
En otro tono, Susana refiere al sueño roto de "una pareja que quiere tener su propio hijo, pero por equis causa la señora pierde el bebé. Ella queda destrozada. Le había construido su habitación, la había pintado, había comprado ropita; todo, todo tenía el bebé.
Al quedarse desprotegidos con las manos vacías, se quedaron muy mal, sobre todo la señora. Les decían los familiares 'no te hagas problemas, sos joven, ya vas a tener otro'. Pero ella estaba mal porque había perdido el primero que esperaba con tanta ilusión y tanto cariño".
El tercero es el cumpleaños de 15 de una chica: "Le preparan suvenires, adornos... Días antes, la mamá se enferma gravemente. Se siente muy mal, sabe que lo de su madre es serio, pero ella se quedó sin la fiesta que junto a familiares y amigos tanto había soñado, incluido el baile del vals con su papá y sus abuelos".