Balcones
"El marqués Rafael de Sobremonte había asumido el gobierno de lo que fuera la intendencia de Córdoba del Tucumán por esos tiempos en que los araucanos o ranqueles asaltaban los caminos comerciales que cruzaban la region". Matilde Maffrand continúa recordando que, "para reforzar la línea fronteriza, Sobremonte decide acercar la población que se encuentra desperdigada por el territorio fundando la Villa de la Concepción del Río Cuarto" en 1786. "Así comienza a formarse la nueva población, que se urbaniza y recibe inmigración masiva europea, en especial italiana y española".
"La situación actual nada tiene que ver con los orígenes de la ciudad. El ser humano quiere reformularse, reinventarse porque los tiempos cambian, las situaciones son diferentes", añade Matilde. Sueña con compromisos particulares y colectivos para "embellecer las calles, ver pintados los frentes de las casas, ordenadas sus veredas, muchas rotas y muy angostas".
Le encantaría a esta alumna del PEAM "ver macetas con flores cuidadas por sus dueños, orgullosos de poner un toque de color en sus viviendas". A cuento de esto comparte versos de Baldomero Fernández Moreno:
Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?
La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡Dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?
¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?
Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...
¡Setenta balcones y ninguna flor!