Espinoso tema
Cuando éramos chicos, nuestros padres nos han dedicado sus cuidados, atención. Se han desvivido por nosotros cuando estábamos enfermos. Nos han mandado al colegio, han hecho muchos sacrificios.
Pero llegado el tiempo en que ellos son mayores, todos se olvidan de esa etapa que han vivido y empiezan "¿qué te parece si lo mandamos a un geriátrico? Va a estar mejor, porque yo no lo puedo tener", dice un hijo. "Yo tampoco", dice otro. Así se echan la pelota unos a otros y llevan a la pobre señora o señor al geriátrico. Y ellos no van a durar mucho tiempo porque los sacan del ámbito de su casa, de su vida, de su familia y tiene que vivir otra vida totalmente distinta. Muchos son los que al poquito tiempo parten.
Hay muy pocas personas que se ocupan de sus padres o madres y hacen todo lo posible para que estén bien en su casa. Es muy difícil porque la persona mayor necesita muchos más cuidados, como cuando eran chicos.
Gracias a Dios, mi mamá está en su casa, cuidada por nosotros y por unas chicas ya que a veces no podemos ir. Ella una vez me miró y me dijo: "Menos mal que a mí no me llevaron a un geriátrico". A mí me partió el alma porque si la hubiéramos llevado no habría vivido mucho tiempo. Ella vivió toda su vida en su casa, con sus cosas, sus plantas. Son situaciones difíciles para todos, pero creo que con un poquito de voluntad se pueden conciliar las situaciones y que la persona no vaya a parar a un geriátrico.
No digo que sea malo porque los hay buenos, pero para ellos es como estar en otro mundo. Ojalá no existieran los geriátricos y se pudiera cuidar a las personas mayores; gente que se ocupe de ellas. Tratar de no hacerle más terrible los últimos días.