20/5/21

Permiso, unas palabras

Elena Moscone aborda la cuestión de la permisividad desde hermosas metáforas. Trae reflexiones de Miguel de Unamuno, quien ayuda a pensar diciendo que "la libertad consiste en dejar crecer una planta, no ponerle guías ni obstáculos, ni podarla, obligándola a que tome esta u otra forma". Es permitirle "que arroje por sí y sin coacción alguna sus brotes, sus hojas y sus flores. Y la libertad no está en el follaje sino en las raíces. De nada sirve dejarle al árbol libre la copa y abiertos de par en par los caminos al cielo si sus raíces se encuentran, a poco de crecer, con dura roca impenetrable, seca y árida y con tierra de muerte".
"Es decir -agrega Elena siguiendo al filósofo- que debemos descubrir aquello que hace verdaderamente progresar al hombre de modo que su proyecto como persona sea lo más rico posible. El uso adecuado de la libertad y la voluntad son las velas decisivas, los soportes que empujan la navegación de cada uno hacia buen puerto".
De lleno en el tema la alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores cita a Enrique Rojas, quien considera que la permisividad "significa que no debe haber prohibiciones ni territorios vedados, ni impedimentos que frenen la realización personal ya que todo depende del criterio subjetivo de cada uno, por eso nada es bueno ni malo. La permisividad se sustenta sobre una tolerancia absoluta, dando casi todo por válido y lícito con tal de que a esa instancia subjetiva le parezca bien.
La época moderna está marcada por una desustancialización ya que la mayor parte de lo que hay a nuestro alrededor está rebajada, diluida, cada vez con menos contenidos, y se va impregnando con la lógica del vacío".
Se pregunta Elena junto a Rojas "por qué tiene un trasfondo nihilista el hombre permisivo". La respuesta es que "un hombre permisivo, hedonista, consumista y relativista no tiene referentes ni punto de apoyo y acaba sin saber adónde va. Envilecido, rebajado, cosificado, convertido en un objeto que va y viene, es veleta en vez de brújula".
Agrega Elena que "la educación en la permisividad lleva a que el individuo crezca sin raíz sólida". Siente que "la permisividad que recorre nuestros días puede llevar a la destrucción de la familia y la sociedad, dando por válida cualquier alternativa de conducta llena de contradicciones. 
Hemos pasado de una civilización de la cultura y del amor, construida sobre tantos avances científicos, a la civilización de la destrucción. Por eso me parece -concluye- que la permisividad tiene más que ver con lo malo que con lo bueno para la persona".