No era tan grave
Pasó la denominada "final del mundo" y siguió la vida para los hinchas de Boca que sufrieron la derrota ante River para definir el campeón de la copa Libertadores de América.
Lo propio sucedió con los hinchas de River, que cayó en semifinales del Mundial de clubes ante el árabe Al Ain.
Los medios a cargo de los derechos televisivos, también la mayoría de quienes no los tenían, sembraron el terreno para transformar un partido de fútbol en la llave del cofre de la felicidad. Enhorabuena, la realidad demostró que estaban equivocados.
Paradójicamente, un hombre que ha construido un personaje excesivo pronunció palabras atinadas. Desde el programa Estudio Fútbol, Horacio Pagani había dicho antes de la revancha final de la Libertadores que no duran más de siete días la alegría por el campeonato ni la tristeza por la caída.
No está demás reparar en esto. En especial para quienes, a fuerza de alimentar el rating de noticieros, entran en un microclima que puede borronearles tantos motivos propios para sonreír a diario.
Un blog variopinto, con textos ligados a pensamientos, sensaciones, descripciones, narraciones, sentimientos, ocurrencias y reflexiones sobre temas periodísticos sin correr tras primicias. Miradas acerca de lo que nos pasa, lo que nos gustaría, lo que perdimos y lo que soñamos.
19/12/18
5/12/18
Peligro, exageración masiva
El viejo sabio recordaba a un vecino santafesino adulto que le hablaba a su niñez:
-No tenés que creer lo que leés en las revistas, a los jugadores tenés que verlos.
Años después, en 1981, Ángel Labruna, técnico de River, expresaba esto a José Luis Barrio, redactor de la revista El Gráfico:
-Estoy cansado de ver y escuchar tipos que van a la cancha y ven el partido color rosa; llegan a la casa, prenden la radio y la televisión, o compran el diario, ahí les dicen que el partido fue color negro o azul y los tipos cambian de idea inmediatamente. Es increíble pero es así, y entonces el hincha tiene que aprender a no dejarse llevar siempre por opiniones negativas.
Han pasado 37 años de ese, uno de los tantos enojos de Labruna con la prensa. La vulnerabilidad del hincha persiste, igual que la capacidad de los medios de comunicación masiva para establecer agendas e inocular pensamientos peligrosos en quienes deciden que reflexionar es perder el tiempo.
Alcanza con escuchar expresiones de los programas de las 7 de la tarde que hace más de un mes hablan del superclásico que define la Copa Libertadores 2018 para notarlo.
Así como las revistas presentaban como formidables a jugadores que no lo eran, hoy las emisiones televisivas construyen de súper mega híper importante a una final para dirimir el mejor de América durante un año. Y sobran quienes se convencen de que es cierto.
Fuente consultada: lapassucci.blogspot.com
El viejo sabio recordaba a un vecino santafesino adulto que le hablaba a su niñez:
-No tenés que creer lo que leés en las revistas, a los jugadores tenés que verlos.
Años después, en 1981, Ángel Labruna, técnico de River, expresaba esto a José Luis Barrio, redactor de la revista El Gráfico:
-Estoy cansado de ver y escuchar tipos que van a la cancha y ven el partido color rosa; llegan a la casa, prenden la radio y la televisión, o compran el diario, ahí les dicen que el partido fue color negro o azul y los tipos cambian de idea inmediatamente. Es increíble pero es así, y entonces el hincha tiene que aprender a no dejarse llevar siempre por opiniones negativas.
Han pasado 37 años de ese, uno de los tantos enojos de Labruna con la prensa. La vulnerabilidad del hincha persiste, igual que la capacidad de los medios de comunicación masiva para establecer agendas e inocular pensamientos peligrosos en quienes deciden que reflexionar es perder el tiempo.
Alcanza con escuchar expresiones de los programas de las 7 de la tarde que hace más de un mes hablan del superclásico que define la Copa Libertadores 2018 para notarlo.
Así como las revistas presentaban como formidables a jugadores que no lo eran, hoy las emisiones televisivas construyen de súper mega híper importante a una final para dirimir el mejor de América durante un año. Y sobran quienes se convencen de que es cierto.
Fuente consultada: lapassucci.blogspot.com
Glorioso encuentro
Si el enojo tiene alas, ese día Adrián Ramírez volaba sin parar. Frustración por aquí, fastidio por allá, el día de trabajo le había ratificado que nadie sale invicto de la vida y que algunos días las derrotas se encadenan para formar un precioso collar de plomo.
Los críticos y reideros mensajes de su amigo Jorge Omar le hicieron menos pesada la espera del colectivo y lo acompañaron en el reposo hogareño, cuando ya las alas de su irritación no batían tanto.
Un par de palabras más de las habituales en la lavandería, como si la amargura le despertara gentileza con quienes la merecen, lo animaron a pensar que no solo de traspiés estaba hecha la jornada.
Empezó a elongar, volvió a escuchar viejas canciones y salió a trotar.
Iba por Caseros al 700 cuando una mujer que andaba en bicicleta lo saludó: "Aguante Los Andes".
Bello atardecer, feliz ocaso, memorable momento.
El trote fue plácido, saludable, los rayos de sol que apenas asomaban en el cielo nuboso se le hicieron sonrisas.
Las rachas se cortan, pensó. Se bañó y escribió algo en su diario mientras escuchó el programa "Vivo por Los Andes" y los once partidos sin victorias le pesaron menos que de costumbre.
28/11/18
Dudas y complejo de inferioridad
Queda
escrito
El docente pidió miradas a favor y en
contra de la duda y el complejo de inferioridad, dos de los artículos comercializados
por el personaje central del cuento “Satanás vende objetos usados”. Esto
elaboraron Pedro Zabalo y Victoria Zuza, estudiantes de cuarto año del Colegio
San Ignacio, a quienes se les pidió que aplicaran conceptos sociológicos.
Poder sacar de contexto y aislar el uso
que se les da a estas palabras, en esta sociedad y cultura es complicado. La duda puede ser beneficiosa al momento
de tomar una decisión riesgosa que podría poner en peligro la vida, también
podemos relacionar la duda con el hecho de tener curiosidad sobre algún tema lo
cual beneficiaría tu conocimiento si investigaras sobre el tema no sabido.
Aun es más complicado poder encontrar un
lado positivo al complejo de
inferioridad. El complejo de inferioridad se puede utilizar de una manera
buena cuando estamos en una situación de discrepancia con alguien con un status
superior al de uno.
Por otro lado podemos decir que estas son
claramente las herramientas personales de Satanás, ya que estas generan
principalmente cosas negativas en la gente. Las dudas principalmente hacen que
la persona no pueda llevar a cabo alguna actividad ya que la inhiben, como por
ejemplo cuando una persona duda sobre la confianza que tiene con su pareja y
esta se va gastando hasta separarse; también cuando alguien le genera una duda
a otra persona, tal como un rumor sobre su mejor amigo, esto puede llegar a la
ruptura de esta relación amistosa. También el complejo de inferioridad nos
afecta al igual que la duda o generando la sensación de duda, ya que genera
esta sensación de que algo falta o algo no está bien en uno mismo como para
encajar en el lugar que quiere. Por ejemplo, podemos decir que cuando nos
sentimos discriminados por alguien o agredidos por alguna condición física o
sentimental esto llega a ser un detonante para que la persona sienta esa
sensación de duda en sí mismo o sensación de inferioridad. También otro momento
donde claramente se puede ver utilizada esta herramienta de Satanás es en las
diferentes clases sociales que determinan una brecha que en realidad no tendría
que existir ya que no por tener más cosas que otro hay que sentirse superior. Y
por último podemos decir que cuando se discrimina desde un status superior a
una persona con un estatus menor esta persona se puede sentir frustrada o
desganada de seguir con su trabajo, lo cual sería demasiado grave.
27/11/18
Partidos en el aula
En la clase de Sociology había
que pensar si la desalineación partidaria era saludable para la democracia y
justificar la respuesta. Esto produjeron Delfina Martini y Santiago Lerda.
Pensamos
que la desalineación partidaria no es saludable para la democracia, aunque es
necesaria. Los principales valores que se supone siga la democracia son
independencia, igualdad, libertad de elección, de discurso y de participación
política. Los valores seguidos por el partidismo, en cambio, consisten
principalmente en lealtad ciega, intereses personales, extremismo, entre otros.
Estos valores establecen desafíos al funcionamiento democrático. Usualmente,
los partidos políticos son vistos como divisores, corruptos y en busca de su
propio interés. Esta es la razón por la que la alineación partidaria puede ser
considerada perjudicial para una democracia justa y pacífica.
Por otro
lado, los diferentes partidos políticos le permiten a la gente elegir sobre la
base de sus opiniones y gustos, por ejemplo, quién desean que esté a cargo del
país. La alineación partidaria posibilita al pueblo sentirse comprometido con
algo o alguien. Considerando este punto de vista, diríamos que no es
exactamente saludable, en la medida en que crea competencia y rivalidad, pero
es necesaria para una democracia.
Respecto
de si la alineación partidaria obligatoria es democrática, esto escribieron los
alumnos de cuarto año del Colegio San Ignacio.
Pensamos
que no es democrática. Porque la democracia significa libertad e independencia,
y si la alineación partidaria es compulsiva estará en contra de los principales
valores de una democracia. En cambio, sería una clase de dictadura, en la que
la gente está obligada a ser parte del partido político que el gobierno quiera,
y cualquier tipo de oposición es perseguido.
Ejemplos de alineación partidaria
obligatoria podrían ser la Rusia stalinista, la Alemania nazi, entre otros.
20/11/18
Adrián Ramírez se confiesa con su amiga Julieta García
Al ir de la ferretería al correo, tomo algún colectivo que me deje en la estación y bajo al subte, que me deja a tres cuadras.
Al ir de la ferretería al correo, tomo algún colectivo que me deje en la estación y bajo al subte, que me deja a tres cuadras.
Los miércoles, con mucha suerte, coincido en un vagón con la secretaria de un jefe de otra sección. Casi nunca podemos siquiera estar cerca ya que ella lo toma antes. Cuando la veo -y no te imaginás cómo miro- sí caminamos juntos hasta el correo.
Las charlas en esos tres minutos y en los siete que toma el regreso no van más allá de avatares del día. Cómo te fue, qué tal los pedidos, cuántas canas te salieron hoy, cuántos sapos te comerás mañana, etcétera.
La chica es linda, su nombre es Patricia. Decir que es flaca es poco ilustrativo; afirmar que su estatura es cercana a 1.72 y su peso no ha de superar los 52 kilos es más preciso. Su pelo es lacio, castaño oscuro.
Como yo soy de callar y ella es de hablar, me considera un interlocutor agradable. Un día, al bajar del tren, Patricia explicitó que era un gusto charlar conmigo. Nada nuevo hasta acá. Ya la pobre Ana -pobre ya que mi terquedad me hizo tirar tres lances, todos respondidos negativamente- sostenía que yo tenía capacidad de escuchar.
Días después, aceptó mi solicitud de amistad en Facebook. Alguna que otra vez le pregunté qué tal le había ido y le sugerí tomarse con calma reuniones de secretarios, basado en mis horas de malasangre por no hacerlo cuando nos reuníamos en mi sección.
Seguimos viéndonos ratitos rumbo al correo y a la estación.
El miércoles, se ve que el diálogo en el subte estuvo interesante pues, al bajar, nos quedamos un ratito más, como si ninguno estuviera apurado.
No me costó prestar atención a su discurso al tiempo que admiraba sus bellos labios, minutos después de enterarme que, contrario a mi estimación de 26 años, me dijo que tiene 32.
El jueves, le escribí que sería lindo charlar algo más que diez minutos. Respuesta: palabras, más palabras y "algún día podemos hablar".
El viernes, la invité a que algún día fuera uno de los tres del fin de semana largo.
La rápida contestación de Patricia fue que, en este momento, charlar conmigo podría comprometerla.
Acto seguido, mis disculpas, aceptadas. Es que yo no tenía idea de que ella estaba saliendo con alguien; su muro de Face no lo informa y en sus fotos el único hombre que aparece es el cuñado.
Como obsesivo que soy, el viernes durante el almuerzo releí el diálogo mantenido en el messenger y, sin darme cuenta, le di un pulgar hacia abajo a mis disculpas. La huella de mi lucha perdida con el teclado del celular tuvo una segunda parte a la noche. Otra vez leía las idas y vueltas de la invitación al café cuando, de pronto, saco el celular y veo en la pantalla que la estaba llamando.
Nuevas disculpas, ahora por este llamado que, le aseguré con sinceridad, se debía a un toque involuntario en el celular.
Desde ya, el resultado no me gustó, sí me dejó tranquilo haber enfrentado mi timidez y haberle puesto fecha al intento, tras mujeres y años perdidos en mis propias dilaciones sintetizadas por la expresión "algún día".
Desde ya, el resultado no me gustó, sí me dejó tranquilo haber enfrentado mi timidez y haberle puesto fecha al intento, tras mujeres y años perdidos en mis propias dilaciones sintetizadas por la expresión "algún día".
19/11/18
Exagerada nota futbolera
Mientras remarcan que no es vida o muerte lo que definen River y Boca este sábado 24, gran parte de los programas de fútbol argentino hablan de la final de la Copa Libertadores. Lo hacen desde el 1 de noviembre, cuando xeneizes ganaron el derecho de medirse con millonarios, tras que ambos superasen a Palmeiras y Gremio, respectivamente. La cadena Fox afirma que será "la final del mundo", en tanto TyC -acaso por no tener derechos de televisación- elude rótulos excesivos aunque dedica más de una hora y media de cada dos de fútbol a la confrontación.
¿Cuánto se convencería un adolescente, por ejemplo, de beber con moderación si las publicidades le mostraran cerveza a la par de situaciones muy apetecibles?
¿Cuánto confiaría alguien que a su amigo le importa poco la comida si lo escuchase monotemático a cualquier hora?
En el negocio de la desmesura, los medios de comunicación enfocados en el fútbol tienen clarísimo que su audiencia está compuesta por fanáticos y que moderar la frecuencia y el tono de los mensajes puede esperar.
Comprensible desde la faz comercial y comunicativa por cuanto es mucho más fácil desde los medios confirmar que cambiar actitudes, el criterio replica otra vieja práctica televisiva ligada al fútbol: hablar mal de las barras bravas a las que se muestra en primer plano para graficar el colorido en los estadios.
En consonancia, periodistas destacados en los clubes se rotulan "soldados de" este o aquel entrenador. ¿Para combatir en qué guerra?
De acuerdo, es una figura retórica y el fútbol se nutre de ellas. Pero cuidado, algunos platos hacen mal.
Mientras remarcan que no es vida o muerte lo que definen River y Boca este sábado 24, gran parte de los programas de fútbol argentino hablan de la final de la Copa Libertadores. Lo hacen desde el 1 de noviembre, cuando xeneizes ganaron el derecho de medirse con millonarios, tras que ambos superasen a Palmeiras y Gremio, respectivamente. La cadena Fox afirma que será "la final del mundo", en tanto TyC -acaso por no tener derechos de televisación- elude rótulos excesivos aunque dedica más de una hora y media de cada dos de fútbol a la confrontación.
¿Cuánto se convencería un adolescente, por ejemplo, de beber con moderación si las publicidades le mostraran cerveza a la par de situaciones muy apetecibles?
¿Cuánto confiaría alguien que a su amigo le importa poco la comida si lo escuchase monotemático a cualquier hora?
En el negocio de la desmesura, los medios de comunicación enfocados en el fútbol tienen clarísimo que su audiencia está compuesta por fanáticos y que moderar la frecuencia y el tono de los mensajes puede esperar.
Comprensible desde la faz comercial y comunicativa por cuanto es mucho más fácil desde los medios confirmar que cambiar actitudes, el criterio replica otra vieja práctica televisiva ligada al fútbol: hablar mal de las barras bravas a las que se muestra en primer plano para graficar el colorido en los estadios.
En consonancia, periodistas destacados en los clubes se rotulan "soldados de" este o aquel entrenador. ¿Para combatir en qué guerra?
De acuerdo, es una figura retórica y el fútbol se nutre de ellas. Pero cuidado, algunos platos hacen mal.
8/11/18
Textos que suenan familiares
Por Sabina López, a partir de frases clásicas del cancionero argentino
Por Sabina López, a partir de frases clásicas del cancionero argentino
Conciencia
“Esas motos que van a mil solo el viento te
harán sentir”, leí en un paredón hace un tiempo y entendí cuántas cosas hicimos
mal. Desintegremos la metáfora, el sentido figurado, representando la frase lo
más real y cotidiano posible. Como en matemáticas busquemos equivalentes motos
con acciones o pensamientos, viento con el hecho o transición de esas acciones
a realizadas, y por último sentir con notar o con ser consciente de lo que
hacemos. Ahora y con eso podemos decir que la metáfora quedó en el pasado
dejando ver lo costumbrista, rutinaria y automática que suele ser la vida.
Somos animales racionales, pero dejamos toda esa racionalidad en los hábitos
sistemáticos como caminar, bañarse, comer, ya no son cosas que se disfrutan
segundo a segundo, solo se hacen por la necesidad y entre el apuro del día a
día algunos ni nos acordamos si lo hicimos o no. Alguien hace un tiempo me
enseñó a respirar consciente, a sentir cómo ingresa el aire a mi cuerpo y a
eliminarlo con la misma atención, poder notar lo tranquilizante que es parar 5
minutos aunque sea a respirar, sí, respirar voluntariamente y viendo como
nuestro abdomen se hincha de tranquilidad y exhalamos todo el apuro del día.
Por esto y por todo lo que dejamos en la cotidianeidad creo que todo animal racional
debería ser un poco más calmo a veces, siendo consciente del aquí y el ahora,
que al fin y al cabo es lo único que tenemos.
Sensación
“Esas motos que van a mil solo el viento te harán sentir”, pensaba mientras veía cómo mi hijo Juan Pablo observaba maravillado un tropel de ellas pasar bordeando el tren. La ilusión de poder subirse a una moto y acelerar por las calles, de sentir más de lo que se puede desde el asiento de un tren. La admiración sobre los conductores y el deseo de ser uno de ellos me daba esperanzas. Creo que no los veía por la velocidad o por la adrenalina, atesoraba la posibilidad de ver todo desde otro punto. En algún punto lo entendía, hace seis años que viaja del colegio a casa en el mismo lugar. Seis años de mirar por la misma ventanilla, las mismas hojas de los mismos árboles que ya pasaron por todas las estaciones en un mismo lugar, lugar que se volvió figurita repetida y cansó a mi hijo. Hasta que un día lo hice, compré una moto, yo al trabajo y él al colegio todos los días. Íbamos demasiado bien como para no asombrarnos de la falta de caprichos de Juan. Sabía que le tenía que enseñar a manejar, con casi 16 años estaba rozando la independencia. Le enseñé, costó, tomó la responsabilidad. Pero una mañana camino al colegio por el bordecito de las vías algo cambió. En su camino apareció un nuevo árbol, claro hace 4 o 5 años que no costeábamos las vías. Primera ausencia en todo este tiempo, primer viaje solo y juro que todo comenzó igual. Esas motos que van a mil solo el viento te harán sentir, nada más.
Junio
“Chau Cachito, chau, vas a ser el campeón”
esa frase, ese comentario retumba en mi mente como los redoblantes argentinos
en el 86, desde aquel día. Hace unos meses vagaba por las calles de Reducción
buscando un lugar donde parar, una situación que le de sentido a mi vida, pero
en cambio encontré una foto enmarcada. Nada cautivador, podrán decir. Se me
hacía tan particular cada centímetro de este hallazgo. Tres hombres, dos
mujeres y un bebé parados en el medio de la calle, vestidos muy elegantes y
elevando sus manos tan alto como podían. En frente de ellos un hombre que
caminaba firme dándole la espalda a ese público tan conmovido. Barrio humilde,
casas un poco deterioradas, gente por las ventanas, sol naciente y árboles. Qué
bello retrato, qué hermoso se sentía ese momento a pesar de no haber estado
ahí. Sabía que estaba formado de sentimiento puro, se podía notar en los gestos
inertes de hace ya un tiempo. Luego de un rato de admirar incesantemente la
escena encontré una fecha 28 de junio, casi al final de la hoja como si
estuviera pintada con esos delicados trazos que solían acompañar las
invitaciones más formales. Detrás, a contraluz, un escrito que entre gotas y
tachones decía: “Cachito, Argentina ganó, somos campeones del mundo, seguro
sonreís tanto como ayer, me dijiste que íbamos a festejar como nunca, contaste
las anécdotas de siempre, tomaste tu vino y comiste como si no hubiera mañana.
Gracias por enseñarme tanto y por transmitirme esa pasión por la redonda. Sos mi
campeón”, firma tu hijo 29 de junio. Tan dulces como rebuscadas las frases de
alguien muy conmovido, que dejaba inmortalizada cada palabra junto a una
lágrima. Pero había algo raro acá, todo terminaba sonándome muy familiar. Casi
igual al 29 de junio pasado. Tanto que estaba a punto de escuchar a mi padre
gritando en medio de la calle “chau Cachito, chau, vas a ser el campeón”.
5/11/18
¿Y después?
"Mandá timba al 2020", "0800 chisme", "Elfondodeltarro.com" son potenciales nombres de sitios y líneas telefónicas representativas de varios programas de radio y televisión.
Así como a los bebés se les hace el juego de la cuchara- avioncito para que tomen remedios, a emisiones vacías de contenido se las arropa con voces dulces, sugerentes, moduladas. Es un recurso y se entiende: la radio es un medio que llega a través del sonido, básicamente, al margen de agregados visuales como las transmisiones en vivo por Facebook u otro canal. Además, en una cultura que se lleva mal con el silencio, un fondo agradable, que no sea disruptivo de una labor, cotiza alto por vano que sea lo que se dice. En efecto, locutores calificados son capaces de hacer sonar bien hasta la letra chica de un contrato de telefonía celular. La forma, lograda, suele imponerse al contenido.
¿Qué pasa cuando el esquema va al aula? Una maestra y un profesor acaso llenen el tiempo de clase sin aburrir... ni enseñar.
¿Cuál docente prefiere un padre para su hijo? ¿Al que le habla de la división con dulce voz sin conseguir que el niño entienda o a uno que suena sin brillo pero consigue enseñarle a dividir?
Julieta García recordaba a un profesor de Pedagogía del que tiene presentes muchas anécdotas sabrosamente contadas y ricos mates amargos, si bien admite que casi todo lo que incorporó de la materia fue gracias a su ayudante de cátedra, la silenciosa Sofía en la que casi nadie se fijaba.
Adrián Ramírez no olvida que más de un profe-piola lo instó a "prenderle velas a San Google y quemar la memoria", mientras otro le explicaba con fundamentos neurobiológicos la importancia de intentar la recordación de nombres, fechas, lugares, diálogos, formaciones, horarios, teléfonos, etc. Al rato, se acordó de "La sociedad de los trabajos difíciles", texto a cuyo través Alejandro Dolina realza el valor del esfuerzo, del empeño, del interés en aquello que no paga con la celeridad de una expendedora de café.
Con la excusa de hablar de esto -le importaba acercarse a ver si se ponían de novios- fue que Adrián invitó a Julieta a hacer el deber de Radio 1.
La profesora Noemí Sanguinetti les había pedido analogías entre la radio y la educación.
Quedaron en que un profesor que desprecia el uso de la memoria dado que existe Google equivale a un locutor de radio que desestima el ejercicio físico a partir de la invención del auto, el colectivo y la moto.
Que un docente que hace pasar rápido el tiempo de clase a fuerza de un discurso ameno desligado de la materia está cerca de quien entretiene con flores artificiales, sin cultivo.
"Mandá timba al 2020", "0800 chisme", "Elfondodeltarro.com" son potenciales nombres de sitios y líneas telefónicas representativas de varios programas de radio y televisión.
Así como a los bebés se les hace el juego de la cuchara- avioncito para que tomen remedios, a emisiones vacías de contenido se las arropa con voces dulces, sugerentes, moduladas. Es un recurso y se entiende: la radio es un medio que llega a través del sonido, básicamente, al margen de agregados visuales como las transmisiones en vivo por Facebook u otro canal. Además, en una cultura que se lleva mal con el silencio, un fondo agradable, que no sea disruptivo de una labor, cotiza alto por vano que sea lo que se dice. En efecto, locutores calificados son capaces de hacer sonar bien hasta la letra chica de un contrato de telefonía celular. La forma, lograda, suele imponerse al contenido.
¿Qué pasa cuando el esquema va al aula? Una maestra y un profesor acaso llenen el tiempo de clase sin aburrir... ni enseñar.
¿Cuál docente prefiere un padre para su hijo? ¿Al que le habla de la división con dulce voz sin conseguir que el niño entienda o a uno que suena sin brillo pero consigue enseñarle a dividir?
Julieta García recordaba a un profesor de Pedagogía del que tiene presentes muchas anécdotas sabrosamente contadas y ricos mates amargos, si bien admite que casi todo lo que incorporó de la materia fue gracias a su ayudante de cátedra, la silenciosa Sofía en la que casi nadie se fijaba.
Adrián Ramírez no olvida que más de un profe-piola lo instó a "prenderle velas a San Google y quemar la memoria", mientras otro le explicaba con fundamentos neurobiológicos la importancia de intentar la recordación de nombres, fechas, lugares, diálogos, formaciones, horarios, teléfonos, etc. Al rato, se acordó de "La sociedad de los trabajos difíciles", texto a cuyo través Alejandro Dolina realza el valor del esfuerzo, del empeño, del interés en aquello que no paga con la celeridad de una expendedora de café.
Con la excusa de hablar de esto -le importaba acercarse a ver si se ponían de novios- fue que Adrián invitó a Julieta a hacer el deber de Radio 1.
La profesora Noemí Sanguinetti les había pedido analogías entre la radio y la educación.
Quedaron en que un profesor que desprecia el uso de la memoria dado que existe Google equivale a un locutor de radio que desestima el ejercicio físico a partir de la invención del auto, el colectivo y la moto.
Que un docente que hace pasar rápido el tiempo de clase a fuerza de un discurso ameno desligado de la materia está cerca de quien entretiene con flores artificiales, sin cultivo.
1/11/18
El peso de los diagnósticos
¿Cuántas veces trataste de sacar a bailar a alguien sospechando que no aceptarían tu invitación?
¿Cuántas de esas veces bailaste?
Por cierto, desear mucho o prepararse de la mejor manera no garantiza el cumplimiento de un objetivo; lo sabe quien no puede pagar la obra social de su familia y el que mira sin creer que la gerencia fue para el más desfachatado, no para el más honesto e inteligente.
Sin embargo, es útil pensar cómo cada quien se perfila ante el futuro en función de los antecedentes.
El diario Marca publica una anécdota de Unai Emery, entrenador de fútbol, de sus tiempos de futbolista del Toledo. Días antes de jugar contra Elche, formación a la que diagnosticaba superior, en su boleta de quiniela (el prode español) marcó que Toledo perdería.
La mujer que le recibe la boleta le pregunta cómo podía afrontar un partido si de antemano asumía que se iría derrotado. "Ese fue el comienzo de un proceso de aprendizaje que cambió mi mente", afirmó Emery.
Vaya tema el de cómo se relaciona lo que ha sido con lo que puede ser. Desde ya, esto influye en múltiples órdenes de la vida.
Con leyes a su favor, algunos jueces asumen que el historial criminal de alguien no significa que seguirá por esa senda, con lo cual determinan la libertad hoy y abonan el camino para una tragedia mañana.
Alumnos que asumen que los docentes universitarios libretean (miran las notas previas y ponen una similar) relajan su preparación si sus primeros exámenes finales son calificados con diez.
Más de uno abandona el gimnasio al creer que aquello que no se logra las semanas iniciales, jamás habrá de lograrse.
Un ejemplo famoso de una forma práctica de ligar diagnóstico y futuro es el de la extenista Martina Navratilova.
En la edición de la revista El Gráfico del 3 de abril de 1984 se lee que, tras observarla entrenar y verla perder 6-0 y 6-0 ante Chris Evert Lloyd la final de Amelia Island en 1981, Nancy Lieberman sacó conclusiones claras y aplicó cambios. Así lo cuenta: "El entrenamiento era pobre e insuficiente. Si alguna parte del juego de Martina era débil, todo su tenis se venía abajo. Cuando mejor condición tiene uno, más fuerte se está mentalmente". El periodista Alberto Oliva detalla que "a partir de allí comenzó un programa de preparación severísimo (tres horas de tenis por día, en lugar de una y media, más dos de gimnasia con pesas en la Universidad Metodista del Sur y entre 3 y 5 km. de trote) que junto con la dieta y la técnica de Mike Step pusieron a Martina en el mejor estado físico que jamás haya tenido: perfectos 70 kilos para su 1,69 metros de altura y 8,8% de tejido adiposo, mientras que lo normal es entre 12% y 14%".
La propia Navratilova suma su testimonio relativo al tránsito de una estupenda jugadora a ser la mejor, lejos: "A veces tenía miedo de echar todo a perder, cuántas veces no me podía controlar, se me desbarataba el juego y salía de la cancha tirando la raqueta y llorando. Ahora controlo las emociones mucho mejor. Todavía me comen por dentro, pero ya no tiro más la raqueta".
La lista de maneras de obrar ante los diagnósticos puede extenderse hasta el infinito. Hay quienes los rechazan, están los que pacíficamente los aceptan y trabajan duro para revertirlos y están los que se rinden.
PD: no se aceptan reclamos si Jennifer Aniston te dice que no. O si Brad Pitt considera que tu llamado es una desubicación. O si te morís haciendo cross fit aunque te habían dicho que fueras muy de a poco.
¿Cuántas veces trataste de sacar a bailar a alguien sospechando que no aceptarían tu invitación?
¿Cuántas de esas veces bailaste?
Por cierto, desear mucho o prepararse de la mejor manera no garantiza el cumplimiento de un objetivo; lo sabe quien no puede pagar la obra social de su familia y el que mira sin creer que la gerencia fue para el más desfachatado, no para el más honesto e inteligente.
Sin embargo, es útil pensar cómo cada quien se perfila ante el futuro en función de los antecedentes.
El diario Marca publica una anécdota de Unai Emery, entrenador de fútbol, de sus tiempos de futbolista del Toledo. Días antes de jugar contra Elche, formación a la que diagnosticaba superior, en su boleta de quiniela (el prode español) marcó que Toledo perdería.
La mujer que le recibe la boleta le pregunta cómo podía afrontar un partido si de antemano asumía que se iría derrotado. "Ese fue el comienzo de un proceso de aprendizaje que cambió mi mente", afirmó Emery.
Vaya tema el de cómo se relaciona lo que ha sido con lo que puede ser. Desde ya, esto influye en múltiples órdenes de la vida.
Con leyes a su favor, algunos jueces asumen que el historial criminal de alguien no significa que seguirá por esa senda, con lo cual determinan la libertad hoy y abonan el camino para una tragedia mañana.
Alumnos que asumen que los docentes universitarios libretean (miran las notas previas y ponen una similar) relajan su preparación si sus primeros exámenes finales son calificados con diez.
Más de uno abandona el gimnasio al creer que aquello que no se logra las semanas iniciales, jamás habrá de lograrse.
Un ejemplo famoso de una forma práctica de ligar diagnóstico y futuro es el de la extenista Martina Navratilova.
En la edición de la revista El Gráfico del 3 de abril de 1984 se lee que, tras observarla entrenar y verla perder 6-0 y 6-0 ante Chris Evert Lloyd la final de Amelia Island en 1981, Nancy Lieberman sacó conclusiones claras y aplicó cambios. Así lo cuenta: "El entrenamiento era pobre e insuficiente. Si alguna parte del juego de Martina era débil, todo su tenis se venía abajo. Cuando mejor condición tiene uno, más fuerte se está mentalmente". El periodista Alberto Oliva detalla que "a partir de allí comenzó un programa de preparación severísimo (tres horas de tenis por día, en lugar de una y media, más dos de gimnasia con pesas en la Universidad Metodista del Sur y entre 3 y 5 km. de trote) que junto con la dieta y la técnica de Mike Step pusieron a Martina en el mejor estado físico que jamás haya tenido: perfectos 70 kilos para su 1,69 metros de altura y 8,8% de tejido adiposo, mientras que lo normal es entre 12% y 14%".
La propia Navratilova suma su testimonio relativo al tránsito de una estupenda jugadora a ser la mejor, lejos: "A veces tenía miedo de echar todo a perder, cuántas veces no me podía controlar, se me desbarataba el juego y salía de la cancha tirando la raqueta y llorando. Ahora controlo las emociones mucho mejor. Todavía me comen por dentro, pero ya no tiro más la raqueta".
La lista de maneras de obrar ante los diagnósticos puede extenderse hasta el infinito. Hay quienes los rechazan, están los que pacíficamente los aceptan y trabajan duro para revertirlos y están los que se rinden.
PD: no se aceptan reclamos si Jennifer Aniston te dice que no. O si Brad Pitt considera que tu llamado es una desubicación. O si te morís haciendo cross fit aunque te habían dicho que fueras muy de a poco.
30/10/18
Que se repita, amigo
"Amores de herrería, dolores de herrería; amores de juguetería, dolores de juguetería". La idea formulada por Macedonio Fernández, a menudo citada por Alejandro Dolina, se comprueba por doquier.
Cada uno puede aportar sus ejemplos, como la recuperación de un preciado regalo que se había extraviado y el brillante florecimiento primaveral al cabo de un invierno pletórico de nieve y doloroso frío.
1994. El gozo por el ascenso al Nacional B se fue reemplazado por la preocupación creciente. Perder 0-2 ante Morón en Lomas era esperable: debut en la nueva categoría con un equipo en formación suele terminar en derrota. Caer 1-0 frente a Brown en el oeste fue injusto. El mismo resultado de local contra Gimnasia y Tiro de Salta fue harto preocupante.
Ir a Tucumán y volver con un 3-1 a cuestas era previsible, aunque indeseable. Repetir marcador para otro revés, ante Unión en Lomas de Zamora fue la gota que colmó la medida. Y el pobre técnico de Los Andes, Hugo Zerr, se tuvo que ir protegido antes de que los barras hicieran realidad la golpiza prometida desde los cantos.
A Zerr lo reemplazó Eduardo Anzarda. Quién te dice... técnico que debuta gana. Frase hecha, habrán concluido los hinchas Mil Rayitas al irse del estadio Eduardo Gallardón masticando la desazón por el 0-1 a manos de Godoy Cruz de Mendoza. Sexta derrota consecutiva, cuatro en casa, y promedio clavado en cero mientras los más cercanos estaban en 0,80. Encima, al descenso se iban no uno ni dos, sino los tres peores.
En la séptima fecha, Arsenal le empieza ganando 2-0 a Los Andes en Sarandí. No fue una derrota más en un sábado más; Esteban Fuertes metió un gol y forzó uno en contra y el cotejo terminó 2-2.
Por la octava jornada, entresemana, Los Andes dio cuenta 1-0 de Atlético Rafaela con gol del Chango Ibáñez.
Veinticuatro años después, la memoria de aquellos dolores y placeres de herrería salen renovados de la forja. Los Andes ha empatado 4 y perdido 4 de los ocho encuentros de la temporada. Y el próximo sábado recibe a Atlético Rafaela.
"Amores de herrería, dolores de herrería; amores de juguetería, dolores de juguetería". La idea formulada por Macedonio Fernández, a menudo citada por Alejandro Dolina, se comprueba por doquier.
Cada uno puede aportar sus ejemplos, como la recuperación de un preciado regalo que se había extraviado y el brillante florecimiento primaveral al cabo de un invierno pletórico de nieve y doloroso frío.
1994. El gozo por el ascenso al Nacional B se fue reemplazado por la preocupación creciente. Perder 0-2 ante Morón en Lomas era esperable: debut en la nueva categoría con un equipo en formación suele terminar en derrota. Caer 1-0 frente a Brown en el oeste fue injusto. El mismo resultado de local contra Gimnasia y Tiro de Salta fue harto preocupante.
Ir a Tucumán y volver con un 3-1 a cuestas era previsible, aunque indeseable. Repetir marcador para otro revés, ante Unión en Lomas de Zamora fue la gota que colmó la medida. Y el pobre técnico de Los Andes, Hugo Zerr, se tuvo que ir protegido antes de que los barras hicieran realidad la golpiza prometida desde los cantos.
A Zerr lo reemplazó Eduardo Anzarda. Quién te dice... técnico que debuta gana. Frase hecha, habrán concluido los hinchas Mil Rayitas al irse del estadio Eduardo Gallardón masticando la desazón por el 0-1 a manos de Godoy Cruz de Mendoza. Sexta derrota consecutiva, cuatro en casa, y promedio clavado en cero mientras los más cercanos estaban en 0,80. Encima, al descenso se iban no uno ni dos, sino los tres peores.
En la séptima fecha, Arsenal le empieza ganando 2-0 a Los Andes en Sarandí. No fue una derrota más en un sábado más; Esteban Fuertes metió un gol y forzó uno en contra y el cotejo terminó 2-2.
Por la octava jornada, entresemana, Los Andes dio cuenta 1-0 de Atlético Rafaela con gol del Chango Ibáñez.
Veinticuatro años después, la memoria de aquellos dolores y placeres de herrería salen renovados de la forja. Los Andes ha empatado 4 y perdido 4 de los ocho encuentros de la temporada. Y el próximo sábado recibe a Atlético Rafaela.
29/10/18
Feliz fin de lunes, gente
En la clase de Lengua Castellana, Adrián Ramírez tenía que distinguir hecho de relatos. Con la ayuda de Julieta García, presentó esto:
Una mujer da clases en segundo grado de la única escuela de un pequeño pueblo.
Sobre esta base, cuatro periodistas escriben:
a) Laura les da clases a doce niños.
b) Laura educa a los niños del pueblo.
c) Laura forja el futuro del pueblo a través de la educación.
d) Laura forma a quien será responsable de la intendencia del pueblo.
Entre los lectores de los diarios hay opiniones dispares. Hay quienes creen que el mayor salario le corresponde a la Laura que educa a uno que habrá de ser intendente, acaso por confundir probabilidades con certezas y el valor intrínseco de una acción con situaciones extrínsecas a ella.
Algunos sostienen que las cuatro versiones de Laura han de recibir igual sueldo, toda vez que la acción es la misma.
En una de las mesas del café, en una donde no era justamente café lo que se tomaba, uno gritó:
-¡Si los sueldos dependen de los destinatarios de las acciones, entonces el régimen se parece más a una monarquía que a una democracia; en vez de galardonar logros se premian apellidos!
-Tiene razón el pariente -agregó Omar-. Yo no quiero vivir en un pueblo donde haya sueldos para hijos y suelditos para entenados. ¡Vamos todos al paro! -completó antes de su tercer fondo blanco de ginebra.
Alguien apuntó que una cosa es modelar plastilina y otra forjar el futuro del pueblo, por lo cual el ingreso más alto le corresponde a la versión c de Laura.
El intendente no se expidió públicamente, pero a sus allegados les comentó que la maestra mejor paga debe ser la que le da clases a su hijo.
No falta quien piensa que Laura le preparó una torta y un capuchino deliciosos al primer periodista que la entrevistó, de lo cual surgió la frase c, y que para cuando la fue a ver el cuarto periodista estaba cansada y al cabo de cinco minutos de entrevista y de dos de redacción apareció que ella da clases a doce niños, sin siquiera un dato contextual.
En la clase de Lengua Castellana, Adrián Ramírez tenía que distinguir hecho de relatos. Con la ayuda de Julieta García, presentó esto:
Una mujer da clases en segundo grado de la única escuela de un pequeño pueblo.
Sobre esta base, cuatro periodistas escriben:
a) Laura les da clases a doce niños.
b) Laura educa a los niños del pueblo.
c) Laura forja el futuro del pueblo a través de la educación.
d) Laura forma a quien será responsable de la intendencia del pueblo.
Entre los lectores de los diarios hay opiniones dispares. Hay quienes creen que el mayor salario le corresponde a la Laura que educa a uno que habrá de ser intendente, acaso por confundir probabilidades con certezas y el valor intrínseco de una acción con situaciones extrínsecas a ella.
Algunos sostienen que las cuatro versiones de Laura han de recibir igual sueldo, toda vez que la acción es la misma.
En una de las mesas del café, en una donde no era justamente café lo que se tomaba, uno gritó:
-¡Si los sueldos dependen de los destinatarios de las acciones, entonces el régimen se parece más a una monarquía que a una democracia; en vez de galardonar logros se premian apellidos!
-Tiene razón el pariente -agregó Omar-. Yo no quiero vivir en un pueblo donde haya sueldos para hijos y suelditos para entenados. ¡Vamos todos al paro! -completó antes de su tercer fondo blanco de ginebra.
Alguien apuntó que una cosa es modelar plastilina y otra forjar el futuro del pueblo, por lo cual el ingreso más alto le corresponde a la versión c de Laura.
El intendente no se expidió públicamente, pero a sus allegados les comentó que la maestra mejor paga debe ser la que le da clases a su hijo.
No falta quien piensa que Laura le preparó una torta y un capuchino deliciosos al primer periodista que la entrevistó, de lo cual surgió la frase c, y que para cuando la fue a ver el cuarto periodista estaba cansada y al cabo de cinco minutos de entrevista y de dos de redacción apareció que ella da clases a doce niños, sin siquiera un dato contextual.
22/10/18
Lectura para padres
Una niña crece junto a padres que confunden educación en un colegio caro con esmero en su rol, falta de límites con amor.
La chica se hace adolescente y los riesgos ya no son que una tortuga aparezca en una lata de pintura. Las travesuras de sala de 4 son hostigamientos (bullying) contra un compañero y mentiras graves. El riesgo de dejarla sola en casa o con las llaves del auto es alto y algunas de sus consecuencias, terribles.
La abuela le compra su atención con dinero. Le importa más tenerla cerca que darse cuenta de que está criando un monstruito que pronto reclamará billetes hasta por respirar. Los padres ven pruebas una tras otra, sin embargo se niegan a aceptarlas. Los defectos se ven en la casa del vecino, no en la propia.
Papá se sigue lavando las manos, con la diferencia de que ahora lo hace junto a otra pareja. Mamá, que confiaba en su pareja aunque advertía que la engañaba, repite la historia con su hija.
A la par de la novela narrada en episodios, Ana María Shua expone un diario de cómo fue construyendo cada uno. La conjunción es poco común. Lo que encarna "Hija", bastante frecuente.
Una niña crece junto a padres que confunden educación en un colegio caro con esmero en su rol, falta de límites con amor.
La chica se hace adolescente y los riesgos ya no son que una tortuga aparezca en una lata de pintura. Las travesuras de sala de 4 son hostigamientos (bullying) contra un compañero y mentiras graves. El riesgo de dejarla sola en casa o con las llaves del auto es alto y algunas de sus consecuencias, terribles.
La abuela le compra su atención con dinero. Le importa más tenerla cerca que darse cuenta de que está criando un monstruito que pronto reclamará billetes hasta por respirar. Los padres ven pruebas una tras otra, sin embargo se niegan a aceptarlas. Los defectos se ven en la casa del vecino, no en la propia.
Papá se sigue lavando las manos, con la diferencia de que ahora lo hace junto a otra pareja. Mamá, que confiaba en su pareja aunque advertía que la engañaba, repite la historia con su hija.
A la par de la novela narrada en episodios, Ana María Shua expone un diario de cómo fue construyendo cada uno. La conjunción es poco común. Lo que encarna "Hija", bastante frecuente.
17/10/18
Blanco nieve
Por Sabina López, estudiante de sexto año del IPEM 252
¡Hola! ¿Hay alguien? Necesito poder liberar esto. Por favor. Soy yo, eso creo, era yo. Vine a liberarme. Si, sé que no se entiende nada. Basta chicos, la ansiedad mata. Déjenme hablar. Debo advertirles la presencia de un monstruo, pero este no es el que nos contaban de chiquitos. Es un caso serio. Algunos lo llaman nudo, pero si los nudos a veces son útiles, este no cumple con ese requisito. Los positivistas lo llaman cambio o nueva etapa, no creo en esto. Bueno, yo lo llamo blanco, sí señor, blanco es un color, blanco suena a vacío y es lo que le pasa a mi mente. Colapso de ideas, un colapso que no cae. Un cuarto sin nada, pero con todo. Una montaña sobrecargada que no se derrumba. Pero no desesperemos, todo llega, solo hay que respirar hondo y seguir, organizar las ideas, separar cada una en su archivo. No quiero decir que las avalanchas son malas solo que se tarda un tiempo para volver a avistar los pinos que dejó tapados. Por eso estoy acá, ahora, escribiendo, pensando en esto junto a usted, que seguro se imaginó esa pista de esquí tapada por la nieve pura y nítida, todos esos obstáculos se esfumaron a prisa, sin calma, pero parece costar el doble este recorrido. ¿Alguna vez escuchó que los desastres pueden ser hermosos? Bueno hoy lo confirmo, mi desastre existencial es tan desastroso que asusta, pero de chiquita me enseñaron a vencer los miedos, a superarme, a no dejarme caer y me lo prometí. Una vez más estoy frente a uno de esos miedos, espero que no sea el peor, me gustan los miedos, los desastres, los derrumbes, las crisis, las paredes enormes que se encierran en la terquedad de interrumpir mi camino siempre, no, no señor, no soy masoquista solo pienso que se puede aprender de ellos tanto como de una buena historia de vida. Basándome en esto dejo aquí que mi desastre caiga, no importa dónde, cómo solo que caiga sin más cerrojos. Me libero de mi monstruo, de mi blanco, sabiendo, obviando, que volverá a producir otras crisis existenciales, a crear un millón de preguntas, a generar dudas sobre mí, pero evitando que sean las mismas y buscando la forma de sortearlas, convertirlas en aprendizajes o mutarlas a nuevos monstruos. Éxitos en las próximas batallas y que los miedos no se conviertan en límites.
Por Sabina López, estudiante de sexto año del IPEM 252
¡Hola! ¿Hay alguien? Necesito poder liberar esto. Por favor. Soy yo, eso creo, era yo. Vine a liberarme. Si, sé que no se entiende nada. Basta chicos, la ansiedad mata. Déjenme hablar. Debo advertirles la presencia de un monstruo, pero este no es el que nos contaban de chiquitos. Es un caso serio. Algunos lo llaman nudo, pero si los nudos a veces son útiles, este no cumple con ese requisito. Los positivistas lo llaman cambio o nueva etapa, no creo en esto. Bueno, yo lo llamo blanco, sí señor, blanco es un color, blanco suena a vacío y es lo que le pasa a mi mente. Colapso de ideas, un colapso que no cae. Un cuarto sin nada, pero con todo. Una montaña sobrecargada que no se derrumba. Pero no desesperemos, todo llega, solo hay que respirar hondo y seguir, organizar las ideas, separar cada una en su archivo. No quiero decir que las avalanchas son malas solo que se tarda un tiempo para volver a avistar los pinos que dejó tapados. Por eso estoy acá, ahora, escribiendo, pensando en esto junto a usted, que seguro se imaginó esa pista de esquí tapada por la nieve pura y nítida, todos esos obstáculos se esfumaron a prisa, sin calma, pero parece costar el doble este recorrido. ¿Alguna vez escuchó que los desastres pueden ser hermosos? Bueno hoy lo confirmo, mi desastre existencial es tan desastroso que asusta, pero de chiquita me enseñaron a vencer los miedos, a superarme, a no dejarme caer y me lo prometí. Una vez más estoy frente a uno de esos miedos, espero que no sea el peor, me gustan los miedos, los desastres, los derrumbes, las crisis, las paredes enormes que se encierran en la terquedad de interrumpir mi camino siempre, no, no señor, no soy masoquista solo pienso que se puede aprender de ellos tanto como de una buena historia de vida. Basándome en esto dejo aquí que mi desastre caiga, no importa dónde, cómo solo que caiga sin más cerrojos. Me libero de mi monstruo, de mi blanco, sabiendo, obviando, que volverá a producir otras crisis existenciales, a crear un millón de preguntas, a generar dudas sobre mí, pero evitando que sean las mismas y buscando la forma de sortearlas, convertirlas en aprendizajes o mutarlas a nuevos monstruos. Éxitos en las próximas batallas y que los miedos no se conviertan en límites.
9/10/18
Esperá sentado, esperá confiado
Que Internet es la feria del desconcierto resulta por demás obvio. En algunos sitios, incluso especializados, se publican errores serios y en otros se miente al tranquito o al galope.
Adrián Ramírez suele bromear con sus estudiantes a cuento de la llamada teoría de la aguja hipodérmica, según la cual básicamente el receptor de un mensaje está a expensas de lo que los medios de comunicación masiva le ofrezcan. Así, si un nene de 2 años ve habitualmente Superman, más vale alejarlo de la ventana.
Uno está grande para tratar de imitar al superhéroe, pero no por eso es inmune a engaños.
Ejemplo: el 26 de marzo de 2000, el diario deportivo argentino Olé publica que ha muerto Martín Benito Noel, expresidente de Boca. Afirma que "si bien su mandato en el club de sus amores se inició con muy malos resultados futbolísticos, en 1981 contrató a Diego Maradona y no solo revirtió las malas campañas sino que también consiguió que el equipo que dirigía Silvio Marzolini se consagrara campeón ese año".
El hincha de fútbol estándar, mucho más proclive a opinar según resultados que a revisar el pasado reciente -qué decir si supera los diez años- acaso no lea el texto de Olé y, de hacerlo, muy probablemente lo considere correcto.
Craso error.
Martín Benito Noel no presidió "malas campañas" antes de salir campeón del torneo de Primera División de 1981. No pudo ya que este fue el certamen con el que debutó al frente del club. Ni siquiera una copa de verano de Mar del Plata disputó Boca.
Por si acaso el periodista hubiera hecho alusión a los amistosos de pretemporada previos al arribo de Maradona a Boca, debería haber evitado la expresión "malas campañas", toda vez que connota campeonatos oficiales.
A quien es muy xeneize y aficionado a la memoria ´de ciertas cuestiones del club, la equivocación salta a la vista. ¿Y el resto? A creer que Noel condujo torneos malos (sin que se indique desde qué año) hasta que en 1981 le tocó dar la vuelta olímpica. Igual que el nene de dos años a quien hay que protegerlo de emular a Superman.
Al menos al bebé un mayor lo cuida. ¿Pero quién cuida a los mayores de sitios, noticieros y otras publicaciones? Tal vez por eso, entre otros factores, tenga tanto sentido ejercitar la memoria, estudiar historia o las dos juntas.
Que Internet es la feria del desconcierto resulta por demás obvio. En algunos sitios, incluso especializados, se publican errores serios y en otros se miente al tranquito o al galope.
Adrián Ramírez suele bromear con sus estudiantes a cuento de la llamada teoría de la aguja hipodérmica, según la cual básicamente el receptor de un mensaje está a expensas de lo que los medios de comunicación masiva le ofrezcan. Así, si un nene de 2 años ve habitualmente Superman, más vale alejarlo de la ventana.
Uno está grande para tratar de imitar al superhéroe, pero no por eso es inmune a engaños.
Ejemplo: el 26 de marzo de 2000, el diario deportivo argentino Olé publica que ha muerto Martín Benito Noel, expresidente de Boca. Afirma que "si bien su mandato en el club de sus amores se inició con muy malos resultados futbolísticos, en 1981 contrató a Diego Maradona y no solo revirtió las malas campañas sino que también consiguió que el equipo que dirigía Silvio Marzolini se consagrara campeón ese año".
El hincha de fútbol estándar, mucho más proclive a opinar según resultados que a revisar el pasado reciente -qué decir si supera los diez años- acaso no lea el texto de Olé y, de hacerlo, muy probablemente lo considere correcto.
Craso error.
Martín Benito Noel no presidió "malas campañas" antes de salir campeón del torneo de Primera División de 1981. No pudo ya que este fue el certamen con el que debutó al frente del club. Ni siquiera una copa de verano de Mar del Plata disputó Boca.
Por si acaso el periodista hubiera hecho alusión a los amistosos de pretemporada previos al arribo de Maradona a Boca, debería haber evitado la expresión "malas campañas", toda vez que connota campeonatos oficiales.
A quien es muy xeneize y aficionado a la memoria ´de ciertas cuestiones del club, la equivocación salta a la vista. ¿Y el resto? A creer que Noel condujo torneos malos (sin que se indique desde qué año) hasta que en 1981 le tocó dar la vuelta olímpica. Igual que el nene de dos años a quien hay que protegerlo de emular a Superman.
Al menos al bebé un mayor lo cuida. ¿Pero quién cuida a los mayores de sitios, noticieros y otras publicaciones? Tal vez por eso, entre otros factores, tenga tanto sentido ejercitar la memoria, estudiar historia o las dos juntas.
15/9/18
Clásico barrial, combate y amor
"Viva Perón que regalaba ropa y la p...".
El Mono estaba algo borracho, pese a lo cual se las arreglaba para contestar razonablemente a quien lo invitaba a irse de la cancha: "No sé cómo hice para entrar y vos me pedís que encuentre la salida".
Pocas emociones en el primer tiempo entre Municipal y Alberdi en 1986, salvo el animado diálogo del Mono, quien en 1997, cuando el 2-1 de Boca sobre River, gritó el gol de Martín Palermo en el club El Sol más o menos parecido a como estaba en la cancha de La M: "¡Gol, gol, gol, tengo ganas de llorar!", con la voz entrecortada no solo por la emoción.
Segundo tiempo del clásico de los pobres en Río Cuarto. El frío se nota, por bastante que repare el paredón de la cancha de bochas. Mientras Santos Laciar está haciendo el calentamiento previo a su combate con el mexicano Gilberto Román, Municipal mete un gol.
Falta poco para que termine el partido y, aunque queda en el bolsillo uno y medio de los cuatro turrones, el ánimo no está para golosinas.
Se acerca el final. Nuevo avance. Vamos, vamos, vamos Alberdi que se puede. ¡Gooooooool! Un grito que calienta la garganta mientras el alambrado es ese viejo amigo del que uno se cuelga en momentos inolvidables.
Uno a uno.
En casa, el amor de madre derrota a su desinterés por el fútbol y escucha con atención la síntesis del empate agónico. Mate, café con leche y masitas en la mesa, testigo silenciosa de comidas atragantadas y de otras sabrosamente gozadas a la vuelta de la cancha. La pelea de Laciar por el título mundial está por comenzar.
"Viva Perón que regalaba ropa y la p...".
El Mono estaba algo borracho, pese a lo cual se las arreglaba para contestar razonablemente a quien lo invitaba a irse de la cancha: "No sé cómo hice para entrar y vos me pedís que encuentre la salida".
Pocas emociones en el primer tiempo entre Municipal y Alberdi en 1986, salvo el animado diálogo del Mono, quien en 1997, cuando el 2-1 de Boca sobre River, gritó el gol de Martín Palermo en el club El Sol más o menos parecido a como estaba en la cancha de La M: "¡Gol, gol, gol, tengo ganas de llorar!", con la voz entrecortada no solo por la emoción.
Segundo tiempo del clásico de los pobres en Río Cuarto. El frío se nota, por bastante que repare el paredón de la cancha de bochas. Mientras Santos Laciar está haciendo el calentamiento previo a su combate con el mexicano Gilberto Román, Municipal mete un gol.
Falta poco para que termine el partido y, aunque queda en el bolsillo uno y medio de los cuatro turrones, el ánimo no está para golosinas.
Se acerca el final. Nuevo avance. Vamos, vamos, vamos Alberdi que se puede. ¡Gooooooool! Un grito que calienta la garganta mientras el alambrado es ese viejo amigo del que uno se cuelga en momentos inolvidables.
Uno a uno.
En casa, el amor de madre derrota a su desinterés por el fútbol y escucha con atención la síntesis del empate agónico. Mate, café con leche y masitas en la mesa, testigo silenciosa de comidas atragantadas y de otras sabrosamente gozadas a la vuelta de la cancha. La pelea de Laciar por el título mundial está por comenzar.
Pena y regocijo
-Ya vas a ir a la carnicería a pedir marucha por marotilla. ¡Cogote te voy a dar! ¡No salís vivo. Y mirá que cuando yo promete cumplo!
El hincha estaba furioso y repitió la amenaza varias veces, hasta que el árbitro asistente se cansó o imaginó que del dicho al hecho esa vez no habría largo trecho y pidió la intervención policial.
Para cuando llegaron los efectivos a la tribuna vieja de Estudiantes, el buscado no estaba.
El partido terminó 3 a 1 y fue uno de los tantos en los que el poderoso vencía y el derrotado sentía que la justicia se había sacado la venda de los ojos.
Quisieron los resultados ajenos que Alberdi siguiera con chances de entrar en el torneo Interligas que habría de comenzar antes de fin de año. Todo era cuestión de ganarle a Atenas un desempate entresemana que se disputó en la misma cancha de Estudiantes donde Alberdi había vivido su sábado triste.
Como corresponde al fútbol, el destino no pintó con pincel sino a los brochazos. La hinchada mercedaria volvió a la misma tribuna Oeste de la amarga tarde del sábado previo; la de Atenas, a la que da espaldas a la avenida España.
Paridad y pierna fuerte, razonable para una clasificación que se dirime a partido único. Lastimado, un jugador de Atenas sale para que lo atienda un asistente. "¿Te sale mucha sangre, mamita?", pregunta retóricamente un hincha.
¡Gol de Alberdi! ¡Gol, gol, gol de Alberdi! ¡Gol de Alberdi!
El viejo sabio y su hijo se abrazan como otros hinchas. El fútbol vuelve a dar revancha y la luna brilla albiceleste una imborrable noche de 1987.
-Ya vas a ir a la carnicería a pedir marucha por marotilla. ¡Cogote te voy a dar! ¡No salís vivo. Y mirá que cuando yo promete cumplo!
El hincha estaba furioso y repitió la amenaza varias veces, hasta que el árbitro asistente se cansó o imaginó que del dicho al hecho esa vez no habría largo trecho y pidió la intervención policial.
Para cuando llegaron los efectivos a la tribuna vieja de Estudiantes, el buscado no estaba.
El partido terminó 3 a 1 y fue uno de los tantos en los que el poderoso vencía y el derrotado sentía que la justicia se había sacado la venda de los ojos.
Quisieron los resultados ajenos que Alberdi siguiera con chances de entrar en el torneo Interligas que habría de comenzar antes de fin de año. Todo era cuestión de ganarle a Atenas un desempate entresemana que se disputó en la misma cancha de Estudiantes donde Alberdi había vivido su sábado triste.
Como corresponde al fútbol, el destino no pintó con pincel sino a los brochazos. La hinchada mercedaria volvió a la misma tribuna Oeste de la amarga tarde del sábado previo; la de Atenas, a la que da espaldas a la avenida España.
Paridad y pierna fuerte, razonable para una clasificación que se dirime a partido único. Lastimado, un jugador de Atenas sale para que lo atienda un asistente. "¿Te sale mucha sangre, mamita?", pregunta retóricamente un hincha.
¡Gol de Alberdi! ¡Gol, gol, gol de Alberdi! ¡Gol de Alberdi!
El viejo sabio y su hijo se abrazan como otros hinchas. El fútbol vuelve a dar revancha y la luna brilla albiceleste una imborrable noche de 1987.
8/9/18
Un sábado de invierno
La cantidad de gente que había esa tarde...
Convocadas por la esperanza, miles de personas resolvieron que la dicha y la pasión le ganan 2-1 al frío y fueron.
Florida lucía como siempre antes de las 9 un sábado: vacía, más ancha que en las horas pico.
Atrás habían quedado el regreso a casa, la ducha para convencerse de que el viernes no había sido largo pese a haber terminado a las 9 de la noche y la caminata rumbo a la terminal de ómnibus para salir a las 22.30.
Norah Jones canta que sale el sol y la noche deja de ser tal.
Buenos Aires espera soleada, invernal y con la sorpresa de otro riocuartense, en un café de Corrientes y San Martín, que fue a un encuentro de coleccionistas de estampillas.
Se hace la hora de tomar el Roca. Siete estaciones después, el tren para en Lomas de Zamora. El reloj no se detiene; quedan 20 minutos para recorrer 22 cuadras hacia el estadio Eduardo Gallardón o varias menos y confiar en que pase el colectivo 542.
El control de acceso corta la entrada a los tres minutos de juego y diez pasos más adelante, a la altura del banderín del córner, levantar la mirada es ver hinchas y más hinchas.
El primer tiempo se va como los textos escritos en la ventanilla humedecida de un ómnibus.
Charla con Pablo, confianza en el triunfo que por primera vez en la temporada sacaría a Los Andes de la zona de descenso directo y la promoción, y comienzo del complemento.
El partido no levanta temperatura. En la tribuna Horacio Palacios, un muchacho se cae de un paraavalanchas, se lastima la pierna derecha y la ambulancia se lo lleva.
A dos minutos del final, triangulación por izquierda, centro atrás y gol de Olimpo de Bahía Blanca, que llevaba 14 encuentros sin victorias. El cielo de la cancha se cubre de una sensación parecida a la de Ladislao Gutiérrez cuando escucha "¡Padre Ladislao!" y se sabe descubierto en el poblado donde se refugia junto a Camila O' Gorman.
Se estrella la ilusión del escape a la felicidad, de la salida del descenso.
El invierno acompaña puntualmente, oscurece temprano y un par de hinchas discuten feo.
Regreso a la estación, tren a Buenos Aires y tiempo para caminar por la bella Avenida de Mayo, iluminada con sus farolas coloniales y las lámparas amarillas del Bar Iberia.
Retiro, retorno, recuerdos de un sábado Mil Rayitas, con la misma dulce voz de fondo.
Entre sus bestialidades, el fútbol sigue siendo una saludable escuela que enseña a seguir queriendo, a hacerle caso a Almafuerte, a levantarse de las derrotas, como lamentablemente lo hizo Olimpo hace algo más de nueve años.
La cantidad de gente que había esa tarde...
Convocadas por la esperanza, miles de personas resolvieron que la dicha y la pasión le ganan 2-1 al frío y fueron.
Florida lucía como siempre antes de las 9 un sábado: vacía, más ancha que en las horas pico.
Atrás habían quedado el regreso a casa, la ducha para convencerse de que el viernes no había sido largo pese a haber terminado a las 9 de la noche y la caminata rumbo a la terminal de ómnibus para salir a las 22.30.
Norah Jones canta que sale el sol y la noche deja de ser tal.
Buenos Aires espera soleada, invernal y con la sorpresa de otro riocuartense, en un café de Corrientes y San Martín, que fue a un encuentro de coleccionistas de estampillas.
Se hace la hora de tomar el Roca. Siete estaciones después, el tren para en Lomas de Zamora. El reloj no se detiene; quedan 20 minutos para recorrer 22 cuadras hacia el estadio Eduardo Gallardón o varias menos y confiar en que pase el colectivo 542.
El control de acceso corta la entrada a los tres minutos de juego y diez pasos más adelante, a la altura del banderín del córner, levantar la mirada es ver hinchas y más hinchas.
El primer tiempo se va como los textos escritos en la ventanilla humedecida de un ómnibus.
Charla con Pablo, confianza en el triunfo que por primera vez en la temporada sacaría a Los Andes de la zona de descenso directo y la promoción, y comienzo del complemento.
El partido no levanta temperatura. En la tribuna Horacio Palacios, un muchacho se cae de un paraavalanchas, se lastima la pierna derecha y la ambulancia se lo lleva.
A dos minutos del final, triangulación por izquierda, centro atrás y gol de Olimpo de Bahía Blanca, que llevaba 14 encuentros sin victorias. El cielo de la cancha se cubre de una sensación parecida a la de Ladislao Gutiérrez cuando escucha "¡Padre Ladislao!" y se sabe descubierto en el poblado donde se refugia junto a Camila O' Gorman.
Se estrella la ilusión del escape a la felicidad, de la salida del descenso.
El invierno acompaña puntualmente, oscurece temprano y un par de hinchas discuten feo.
Regreso a la estación, tren a Buenos Aires y tiempo para caminar por la bella Avenida de Mayo, iluminada con sus farolas coloniales y las lámparas amarillas del Bar Iberia.
Retiro, retorno, recuerdos de un sábado Mil Rayitas, con la misma dulce voz de fondo.
Entre sus bestialidades, el fútbol sigue siendo una saludable escuela que enseña a seguir queriendo, a hacerle caso a Almafuerte, a levantarse de las derrotas, como lamentablemente lo hizo Olimpo hace algo más de nueve años.
3/9/18
Generoso León
La grandeza es mil veces más fácil de admirar que de imitar.
En el suplemento deportivo de La Nación de hoy, a cuento del programa "Entrenadores" (emitido por DeporTV), el técnico de básquetbol Sergio Hernández recuerda a su colega León Najnudel, capaz de suministrar información a sus rivales para verse en la necesidad de acentuar su autosuperación.
Señala Hernández que "en la década del '90, León te traía los videos, los VHS, de los últimos partidos de su equipo. Y vos le decías: '¿qué es esto, León?'. 'Para que veas cómo jugamos', te contestaba. Él te daba una herramienta para que intentes ganarle. ¿Por qué? Así todos nos terminaríamos potenciando. Porque si podíamos ganarle, eso lo iba a obligar a ser mejor incluso a él".
La grandeza es mil veces más fácil de admirar que de imitar.
En el suplemento deportivo de La Nación de hoy, a cuento del programa "Entrenadores" (emitido por DeporTV), el técnico de básquetbol Sergio Hernández recuerda a su colega León Najnudel, capaz de suministrar información a sus rivales para verse en la necesidad de acentuar su autosuperación.
Señala Hernández que "en la década del '90, León te traía los videos, los VHS, de los últimos partidos de su equipo. Y vos le decías: '¿qué es esto, León?'. 'Para que veas cómo jugamos', te contestaba. Él te daba una herramienta para que intentes ganarle. ¿Por qué? Así todos nos terminaríamos potenciando. Porque si podíamos ganarle, eso lo iba a obligar a ser mejor incluso a él".
27/8/18
No siempre cambiar es innovar
Una de las paradojas más lamentables de algunos educadores es la facilidad con la que compran espejitos de colores. El esnobismo tira el centro y siempre alguien le pone la cabeza, ya que no la reflexión profunda.
Tiempo atrás, la multitarea ("multitasking", ya que consideran que usar el inglés prestigia las prácticas) marcó agendas de varias casas de estudio. Hasta que las investigaciones comprobaron que una cosa es caminar, masticar chicle y tararear una canción a la vez y otra es pensar si renunciar al trabajo o pedir licencia, anotar al hijo en una escuela de fútbol o una de atletismo y pagar el gas en una o dos cuotas, en caso de poder afrontarlo.
Después, el sonsonete fue "evitar la zona de confort". En su nombre y en el de la neofilia (obsesiva búsqueda de lo nuevo, como si fuera solución por sí mismo), se empezó a desestimar lo hecho anteriormente y a dar por malo el mantenimiento de prácticas. La pasión por la novedad imponía cambiar, aunque no se supiera si serviría.
Habría que informarles a sus portavoces que el Real Madrid que salió tres veces seguidas campeón de Europa tenía entre sus ejercicios físicos ¡subir y bajar escalones del estadio! Tan sencillo como eso. O recordar que los equipos que descienden de categoría también utilizan gps para medir cuántos kilómetros recorren sus jugadores. Dicho de paso, ¿merece respeto un director técnico que precisa de un gps para advertir si un futbolista suyo corre mucho?
La confusión avanza. El técnico de Boca, Guillermo Barros Schelotto, sale de la zona de confort y decide que es mejor desplazar a Ramón Ábila, sinónimo de gol, de hombre de área capaz de tolerar forcejeos y de convertir, y ubicar en su lugar al esmirriado y hábil Mauro Zárate. Resultado: Boca en cero para empatar con Huracán el domingo 26 de agosto y para perder 2-0 ante Estudiantes el lunes 20. ¿Para eso cambió?
Bien haría el entrenador en leer la nota "En defensa de la zona de confort" (La Nación, 27/8/2018). Su autor, Miguel Esteche, apunta: "Nuestra vida se ha plagado de lugares comunes que repetimos creyendo estar pensando. Uno de ellos es el planteo anticonfort que, así sostenido, nos transforma en gente ansiosa, incómoda, automática y que confunde el confort con la abulia y lo 'anticonfort' como algo de por sí inteligente, valiente, evolucionado".
¿Qué es la actividad?
A mitad del siglo pasado, el psicólogo Erich Fromm señalaba que puede ser más activo alguien que contempla un paisaje que quien se afana en correr, limpiar y barrer.
De acuerdo, una plaza no se asea desde la quietud y un deporte no se gana sin movimientos, pero de ahí a asumir que el ajetreo es un valor por sí mismo y que el reposo es mala palabra es desconocer investigaciones que reivindican la importancia del ocio para la creatividad.
En su artículo, Esteche manifiesta: "Quedarse en casa, tranquilos, confortables, es 'pachorra' (vista como villana) y, en cambio, el andar agitado por la vida es un signo de inequívoca vitalidad".
Y así como existen futbolistas que corren en todo momento y casi nunca razonan, hay docentes tan ocupados en la novedad que olvidan lo obvio: preguntarse si realmente saben enseñar.
Las cosas en su lugar
Pedro Barcia, entre cuyos lugares bien ganados está la dirección de la Academia Argentina de Letras, dice al diario El Argentino (Gualeguaychú) que los elementos como el teléfono celular "no deben ser ya ayudantes de cátedra, sino sirvientes". Considera que "quien esté encandilado por internet es lo mismo que aquel que está encandilado por un destornillador. Es una idiotez. La tecnología tiene que ser nuestro sirviente y no al revés".
Una de las paradojas más lamentables de algunos educadores es la facilidad con la que compran espejitos de colores. El esnobismo tira el centro y siempre alguien le pone la cabeza, ya que no la reflexión profunda.
Tiempo atrás, la multitarea ("multitasking", ya que consideran que usar el inglés prestigia las prácticas) marcó agendas de varias casas de estudio. Hasta que las investigaciones comprobaron que una cosa es caminar, masticar chicle y tararear una canción a la vez y otra es pensar si renunciar al trabajo o pedir licencia, anotar al hijo en una escuela de fútbol o una de atletismo y pagar el gas en una o dos cuotas, en caso de poder afrontarlo.
Después, el sonsonete fue "evitar la zona de confort". En su nombre y en el de la neofilia (obsesiva búsqueda de lo nuevo, como si fuera solución por sí mismo), se empezó a desestimar lo hecho anteriormente y a dar por malo el mantenimiento de prácticas. La pasión por la novedad imponía cambiar, aunque no se supiera si serviría.
Habría que informarles a sus portavoces que el Real Madrid que salió tres veces seguidas campeón de Europa tenía entre sus ejercicios físicos ¡subir y bajar escalones del estadio! Tan sencillo como eso. O recordar que los equipos que descienden de categoría también utilizan gps para medir cuántos kilómetros recorren sus jugadores. Dicho de paso, ¿merece respeto un director técnico que precisa de un gps para advertir si un futbolista suyo corre mucho?
La confusión avanza. El técnico de Boca, Guillermo Barros Schelotto, sale de la zona de confort y decide que es mejor desplazar a Ramón Ábila, sinónimo de gol, de hombre de área capaz de tolerar forcejeos y de convertir, y ubicar en su lugar al esmirriado y hábil Mauro Zárate. Resultado: Boca en cero para empatar con Huracán el domingo 26 de agosto y para perder 2-0 ante Estudiantes el lunes 20. ¿Para eso cambió?
Bien haría el entrenador en leer la nota "En defensa de la zona de confort" (La Nación, 27/8/2018). Su autor, Miguel Esteche, apunta: "Nuestra vida se ha plagado de lugares comunes que repetimos creyendo estar pensando. Uno de ellos es el planteo anticonfort que, así sostenido, nos transforma en gente ansiosa, incómoda, automática y que confunde el confort con la abulia y lo 'anticonfort' como algo de por sí inteligente, valiente, evolucionado".
¿Qué es la actividad?
A mitad del siglo pasado, el psicólogo Erich Fromm señalaba que puede ser más activo alguien que contempla un paisaje que quien se afana en correr, limpiar y barrer.
De acuerdo, una plaza no se asea desde la quietud y un deporte no se gana sin movimientos, pero de ahí a asumir que el ajetreo es un valor por sí mismo y que el reposo es mala palabra es desconocer investigaciones que reivindican la importancia del ocio para la creatividad.
En su artículo, Esteche manifiesta: "Quedarse en casa, tranquilos, confortables, es 'pachorra' (vista como villana) y, en cambio, el andar agitado por la vida es un signo de inequívoca vitalidad".
Y así como existen futbolistas que corren en todo momento y casi nunca razonan, hay docentes tan ocupados en la novedad que olvidan lo obvio: preguntarse si realmente saben enseñar.
Las cosas en su lugar
Pedro Barcia, entre cuyos lugares bien ganados está la dirección de la Academia Argentina de Letras, dice al diario El Argentino (Gualeguaychú) que los elementos como el teléfono celular "no deben ser ya ayudantes de cátedra, sino sirvientes". Considera que "quien esté encandilado por internet es lo mismo que aquel que está encandilado por un destornillador. Es una idiotez. La tecnología tiene que ser nuestro sirviente y no al revés".
13/8/18
A veces freno
Por Martín Búfali
Sí, así es. A veces freno.
Y
de repente me convierto en una película argentina. Apenas abierta la
ventana, degusto un cigarrillo de esos que al apretujar la cápsula que
contiene el filtro, se convierte en un episodio rodado en una plantación
de menta; disímil y profundo. Evalúo cómo de modo lento -cual nube
formándose en el cielo– se esparce el humo perdiéndose en la opacidad
de la noche. No pienso en nada, o eso intento; quizá eso parece. En ese
mismo instante
un millón de pensamientos se apoderan del momento, pero no están ahí,
son de esos que van quedando detrás de una y otra corteza mental. Vuelvo
en mí, fueron apenas unos segundos; aun así me despojaron por un
santiamén de las situaciones estresantes de la cotidianeidad.
Hay días en los que viajo más allá del universo, sin la menor necesidad de estupefacientes ni otras yerbas. Tan sólo con el resoplar de un viento y lo fresco de su brisa en las orejas, o con el enfoque visual a una luna que apenas deja observarse entre las chapas del techo corredizo de mi patio.
Casi como una locomotora que detiene su andar al toparse con un peatón que se ha entrometido en la vía; que puede demorar y hacer trizas al deambulante invocando que su bufido impida la catástrofe, o simplemente puede como yo, a veces frenar.
Sí, es así. A veces freno.
Hay días en los que viajo más allá del universo, sin la menor necesidad de estupefacientes ni otras yerbas. Tan sólo con el resoplar de un viento y lo fresco de su brisa en las orejas, o con el enfoque visual a una luna que apenas deja observarse entre las chapas del techo corredizo de mi patio.
Casi como una locomotora que detiene su andar al toparse con un peatón que se ha entrometido en la vía; que puede demorar y hacer trizas al deambulante invocando que su bufido impida la catástrofe, o simplemente puede como yo, a veces frenar.
Sí, es así. A veces freno.
9/8/18
Sentimientos de película
"El amor menos pensado" deja varias cuestiones boyando en sus dos horas y veinte.
-Aunque se teja desde la ficción, la película bien podría ser un documental sobre vínculos en la Argentina del siglo 21.
-¿Estás preparado para responderle a tu pareja si la querés?
-Abrir diálogos sobre sentimientos entraña riesgos.
-¿Qué es lo que de veras nos enoja, paraliza, moviliza?
La obra expone con gracia y destreza verdades de perogrullo tales como:
-"Un clavo saca a otro clavo", salvo que se trate de amor.
-Los rejuvenecimientos nacidos desde sentimientos profundos son más duraderos.
-Da gusto ver a un viejo haciendo de viejo.
-Engañar gusta, ser engañado no.
Se ha escrito y se sigue investigando acerca de las consecuencias del nido vacío o desequilibrio que a sus padres les ocasiona la partida de un hijo de su hogar. ¿Qué hacemos ahora que nos queda más tiempo para la relación entre nosotros?, es un interrogante que, como las consignas difíciles de un examen, se puede dejar para después, hasta que toca afrontarlo. A algunos, la prueba les sirve de gozosa oportunidad para desplegar creatividad y saber acumulado. A otros, entre ellos la dupla protagónica encarnada por Mercedes Morán y Ricardo Darín, el momento se les revela dramático.
Están los que, como Claudia Fontán - Luis Rubio, celebran aniversarios de vida juntos. No se separan si sienten que dejan de quererse; optan por mantener relaciones paralelas que aceptan para sí mismos, no para el otro.
Charlas entre amigos y de padres a hijos, junto a diálogos entre conquistadores y conquistados, hacen que los 140 minutos pasen rápido, entre risas y amargas paradojas tales como la que papá Norman Brisky le hace notar a su hijo Darín: te separás por no soportar rasgos de la vida en pareja y resulta que eso es lo que estás buscando ahora que estás solo.
El placer de ser deseado está presente, igual que la comprobación de que aquel a quien se elige es, aun con imperfecciones, mejor que la persona con la cual se intenta olvidarlo. Acaso el recorrido por las alternativas realce la apreciación por la primera opción, así como le pasaba a Woody Allen, quien contaba que tras hacer 20 tomas de una escena solía quedarse con la original.
También hay espacio para el fastidio por advertir que el ser a cuyo lado se vive luce mucho más pleno junto a otro.
Y para la constatación de que el amor no caduca, ni lo hace la vivacidad. Los personajes de Chico Novarro y Claudia Lapacó, al natural en su vejez, son un regio estímulo actoral.
"El amor menos pensado" deja varias cuestiones boyando en sus dos horas y veinte.
-Aunque se teja desde la ficción, la película bien podría ser un documental sobre vínculos en la Argentina del siglo 21.
-¿Estás preparado para responderle a tu pareja si la querés?
-Abrir diálogos sobre sentimientos entraña riesgos.
-¿Qué es lo que de veras nos enoja, paraliza, moviliza?
La obra expone con gracia y destreza verdades de perogrullo tales como:
-"Un clavo saca a otro clavo", salvo que se trate de amor.
-Los rejuvenecimientos nacidos desde sentimientos profundos son más duraderos.
-Da gusto ver a un viejo haciendo de viejo.
-Engañar gusta, ser engañado no.
Se ha escrito y se sigue investigando acerca de las consecuencias del nido vacío o desequilibrio que a sus padres les ocasiona la partida de un hijo de su hogar. ¿Qué hacemos ahora que nos queda más tiempo para la relación entre nosotros?, es un interrogante que, como las consignas difíciles de un examen, se puede dejar para después, hasta que toca afrontarlo. A algunos, la prueba les sirve de gozosa oportunidad para desplegar creatividad y saber acumulado. A otros, entre ellos la dupla protagónica encarnada por Mercedes Morán y Ricardo Darín, el momento se les revela dramático.
Están los que, como Claudia Fontán - Luis Rubio, celebran aniversarios de vida juntos. No se separan si sienten que dejan de quererse; optan por mantener relaciones paralelas que aceptan para sí mismos, no para el otro.
Charlas entre amigos y de padres a hijos, junto a diálogos entre conquistadores y conquistados, hacen que los 140 minutos pasen rápido, entre risas y amargas paradojas tales como la que papá Norman Brisky le hace notar a su hijo Darín: te separás por no soportar rasgos de la vida en pareja y resulta que eso es lo que estás buscando ahora que estás solo.
El placer de ser deseado está presente, igual que la comprobación de que aquel a quien se elige es, aun con imperfecciones, mejor que la persona con la cual se intenta olvidarlo. Acaso el recorrido por las alternativas realce la apreciación por la primera opción, así como le pasaba a Woody Allen, quien contaba que tras hacer 20 tomas de una escena solía quedarse con la original.
También hay espacio para el fastidio por advertir que el ser a cuyo lado se vive luce mucho más pleno junto a otro.
Y para la constatación de que el amor no caduca, ni lo hace la vivacidad. Los personajes de Chico Novarro y Claudia Lapacó, al natural en su vejez, son un regio estímulo actoral.
7/8/18
Tapia, chiquito liderazgo de AFA
Años atrás, sumido en una de sus crónicas crisis, un club cordobés anunció que trataría de contratar un refuerzo millonario. Se imponía la pregunta "¿con qué plata?" y Víctor Brizuela disparó la respuesta, repleta de ironía y sapiencia: "Talleres es capaz de deber eso y mucho más".
La frase sintetizaba el despatarro: no había dinero para sueldos al día, pero alguien echaba a volar un globo repleto de plomo.
Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, afirma haber intentado traer a dirigir la selección a Pep Guardiola, campeón en Barcelona, Bayern Munich y Manchester City.
Mientras, en un carnaval invernal de impunidad, el tribunal de Apelaciones de AFA devolvió 2 de 3 puntos descontados a Newell's por "irregularidades en la declaración jurada y falta de pagos", según consigna el diario deportivo Olé.
¿Alguien podía creer que Guardiola, habituado a planes serios, vendría a ser mago o eventualmente chivo expiatorio de los desórdenes institucionales?
La incoherencia galopa y el jockey Tapia sonríe entusiasmado.
Años atrás, sumido en una de sus crónicas crisis, un club cordobés anunció que trataría de contratar un refuerzo millonario. Se imponía la pregunta "¿con qué plata?" y Víctor Brizuela disparó la respuesta, repleta de ironía y sapiencia: "Talleres es capaz de deber eso y mucho más".
La frase sintetizaba el despatarro: no había dinero para sueldos al día, pero alguien echaba a volar un globo repleto de plomo.
Claudio Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, afirma haber intentado traer a dirigir la selección a Pep Guardiola, campeón en Barcelona, Bayern Munich y Manchester City.
Mientras, en un carnaval invernal de impunidad, el tribunal de Apelaciones de AFA devolvió 2 de 3 puntos descontados a Newell's por "irregularidades en la declaración jurada y falta de pagos", según consigna el diario deportivo Olé.
¿Alguien podía creer que Guardiola, habituado a planes serios, vendría a ser mago o eventualmente chivo expiatorio de los desórdenes institucionales?
La incoherencia galopa y el jockey Tapia sonríe entusiasmado.
1/8/18
Encuentro con La muchacha del atado
Sabina López, estudiante de sexto año del IPEM 252, comparte sus miradas a una de las aguafuertes de Roberto Arlt. Los tres títulos para cada versión y la extensión de los textos responden a la consigna de la clase de Lengua
Sabina López, estudiante de sexto año del IPEM 252, comparte sus miradas a una de las aguafuertes de Roberto Arlt. Los tres títulos para cada versión y la extensión de los textos responden a la consigna de la clase de Lengua
Cansadas o enfermas,
trabajando siempre – A las cinco de la tarde – Un segundo de felicidad
Arlt en La muchacha del atado se dedica a describir una forma de vida servil, en la cual las protagonistas son las mujeres. Comenta que, desde el comienzo de sus vidas en lugar de estar jugando, como solíamos hacer, están cuidando a los hermanos. Durante la adolescencia en plena edad de desarrollo, de aprender, están trabajando, como esclavas sobre máquinas de coser. Más tarde llega el turno de casarse; sin importar mucho los pesares de la novia, continúa con sus labores hasta último momento. Comienza a tener hijos, a envejecer y siempre pensando en lo mismo, cómo llegar a fin de mes. No importó nada más que eso, nacieron con las tareas domésticas en su ADN, para su primer cumpleaños les regalaron una plancha para cumplir los deseos de los hermanos, a los catorce años comenzaron a cargar la ropa que debían coser sin parar, no tenían permiso de enfermarse ni de descansar. Muchachas que solo vivían para su familia, muchachas tristes, muchachas atadas a una generación esclavizada, pero con todo el pesar del mundo muchachas reales. Nada de lo contado por Roberto es mentira. Nos mostró una sociedad que vivía al compás del dinero, en la que no importaba nada más que eso. Lindo hubiera sido contar las sonrisas de las muchachas.
Arlt en La muchacha del atado se dedica a describir una forma de vida servil, en la cual las protagonistas son las mujeres. Comenta que, desde el comienzo de sus vidas en lugar de estar jugando, como solíamos hacer, están cuidando a los hermanos. Durante la adolescencia en plena edad de desarrollo, de aprender, están trabajando, como esclavas sobre máquinas de coser. Más tarde llega el turno de casarse; sin importar mucho los pesares de la novia, continúa con sus labores hasta último momento. Comienza a tener hijos, a envejecer y siempre pensando en lo mismo, cómo llegar a fin de mes. No importó nada más que eso, nacieron con las tareas domésticas en su ADN, para su primer cumpleaños les regalaron una plancha para cumplir los deseos de los hermanos, a los catorce años comenzaron a cargar la ropa que debían coser sin parar, no tenían permiso de enfermarse ni de descansar. Muchachas que solo vivían para su familia, muchachas tristes, muchachas atadas a una generación esclavizada, pero con todo el pesar del mundo muchachas reales. Nada de lo contado por Roberto es mentira. Nos mostró una sociedad que vivía al compás del dinero, en la que no importaba nada más que eso. Lindo hubiera sido contar las sonrisas de las muchachas.
Muchacha obediente – Verdades – Hay que hacer economía
Roberto Arlt creó un escrito impresionante, en el cual cuenta la vida de las mujeres pobres. Cómo pasan a las cinco de la tarde cargadas de ropa para remendar mientras las más pequeñas cuidan a sus hermanos, hasta que llegan al trabajo y se inclinan ante la máquina de coser por horas. Con el paso del tiempo llega el momento de casarse, nada cambia demasiado, las deudas son las mismas, el trabajo también; solo se le agrega un marido y unos cuantos hijos. Pero bueno, qué se le va a hacer, es la vida de la mujer pobre, la que dice “hay que hacer economía” y con suerte sonríe una vez por mes.
31/7/18
Elogios poco creíbles
Los homenajes y el periodismo se miran y no se tocan.
Por lo común, los primeros cortajean la verdad que busca aquél cuyo compromiso es con la información.
Los tributos tienden a construir una identidad tipo curriculum en la que aparecen logros y se omiten papelones. Sus referidos son hombres y mujeres sin miserias aparentes más cercanos a los buenos de las fábulas infantiles que a sus existencias reales.
Lucen maravillosos en la noche de los relatos aunque a la luz del día se les vea tantas manchas como al delantal de un carnicero.
Por convención, se asume que en los homenajes se exponga solo el lado enaltecedor y -a lo sumo- se haga un vuelo rasante por las falencias del agasajado.
Medias verdades, realidad fraccionada... Discutible, es lo que hay en contextos que celebran a alguien. Ejemplo: es de mal tono recordarle a alguien lo mezquino que es justo el día de su cumpleaños.
Como pasa con unos cuantos patrones culturales, se acepta que la fantasía y lo que de veras sucede se entremezclen. Tal cual enseñaba la clarísima profesora Adriana Rizzo, todos sabemos que no hay conexión directa entre una fragancia y el éxito con la mujer soñada, pese a lo cual las publicidades de perfume masculino siempre incluyen una conquista.
Sabemos que los golpes que liga Sylvester Stallone en Rocky son indoloros, no obstante lo cual nos impactan en el cine.
Lo perjudicial es el homenaje en boca de un periodista. Entonces, como lo plasma Alejandro Dolina en su texto Licor del error, emergen confusiones, algunas muy peligrosas.
Días atrás, en un bloque llamado "Los grandes del deporte", de la Cadena 3, se dijo que Hugo Gatti fue junto a Ubaldo Fillol el arquero que más penales había atajado en el fútbol argentino. Cierto. Como también lo es que su porcentaje de tiros parados fue bajísimo dado que, según lo confesó en la revista mensual Súper Fútbol en 1988, "no siento amor" para atajar un penal. El valor relativo es clave para determinar si Gatti era bueno o malo frente a los remates desde los doce pasos. Contener 12 de 150 no es igual que 12 de 24.
El mismo reportaje, de audios y locuciones excelentes, plantea que Gatti fue fiel a sí mismo. El asunto es cuál era el objeto de su fidelidad: se puede ser leal a la generosidad o al sálvese quién pueda.
El Loco no era, precisamente, de prorratear sus jugosos contratos con los jugadores pobres en tiempos de crisis. En el último partido que disputó en Boca (derrota 0-1 ante Armenio, 1988) ratificó su sólido vínculo con su ego y la fragilidad de su unión con los compañeros. Maximiliano Cincunegui le convirtió un gol de los considerados tontos y Gatti optó por justificarse señalando que él tuvo que salir a cubrir un error de la defensa.
¿Corresponde omitir esto? En la feria de la memoria manipulada -perdón, Paul Ricoeur, si la noción está mal usada- no existe un relato periodístico acerca de los protagonistas sino un cuento para niños donde los buenos son solo buenos y no hay malos, como hace el aya Quique Wolff en su programa Simplemente Fútbol.
En las gacetillas de las instituciones, también pasa esto. Si el municipio le entrega una medalla a alguien por sus 40 años en la entidad, seguro que no dirá "vino cuatro décadas, trabajó dos y media".
Quizás lo peor sea cuando se ocultan datos desde el periodismo que declama lavarse con el agua de la valentía para informar. Y cuando en vez de enfocarse en un exarquero los grandes medios periodísticos se ocupan de un dirigente político actual. Cada medio elige a quién mirar con un solo ojo.
Los homenajes y el periodismo se miran y no se tocan.
Por lo común, los primeros cortajean la verdad que busca aquél cuyo compromiso es con la información.
Los tributos tienden a construir una identidad tipo curriculum en la que aparecen logros y se omiten papelones. Sus referidos son hombres y mujeres sin miserias aparentes más cercanos a los buenos de las fábulas infantiles que a sus existencias reales.
Lucen maravillosos en la noche de los relatos aunque a la luz del día se les vea tantas manchas como al delantal de un carnicero.
Por convención, se asume que en los homenajes se exponga solo el lado enaltecedor y -a lo sumo- se haga un vuelo rasante por las falencias del agasajado.
Medias verdades, realidad fraccionada... Discutible, es lo que hay en contextos que celebran a alguien. Ejemplo: es de mal tono recordarle a alguien lo mezquino que es justo el día de su cumpleaños.
Como pasa con unos cuantos patrones culturales, se acepta que la fantasía y lo que de veras sucede se entremezclen. Tal cual enseñaba la clarísima profesora Adriana Rizzo, todos sabemos que no hay conexión directa entre una fragancia y el éxito con la mujer soñada, pese a lo cual las publicidades de perfume masculino siempre incluyen una conquista.
Sabemos que los golpes que liga Sylvester Stallone en Rocky son indoloros, no obstante lo cual nos impactan en el cine.
Lo perjudicial es el homenaje en boca de un periodista. Entonces, como lo plasma Alejandro Dolina en su texto Licor del error, emergen confusiones, algunas muy peligrosas.
Días atrás, en un bloque llamado "Los grandes del deporte", de la Cadena 3, se dijo que Hugo Gatti fue junto a Ubaldo Fillol el arquero que más penales había atajado en el fútbol argentino. Cierto. Como también lo es que su porcentaje de tiros parados fue bajísimo dado que, según lo confesó en la revista mensual Súper Fútbol en 1988, "no siento amor" para atajar un penal. El valor relativo es clave para determinar si Gatti era bueno o malo frente a los remates desde los doce pasos. Contener 12 de 150 no es igual que 12 de 24.
El mismo reportaje, de audios y locuciones excelentes, plantea que Gatti fue fiel a sí mismo. El asunto es cuál era el objeto de su fidelidad: se puede ser leal a la generosidad o al sálvese quién pueda.
El Loco no era, precisamente, de prorratear sus jugosos contratos con los jugadores pobres en tiempos de crisis. En el último partido que disputó en Boca (derrota 0-1 ante Armenio, 1988) ratificó su sólido vínculo con su ego y la fragilidad de su unión con los compañeros. Maximiliano Cincunegui le convirtió un gol de los considerados tontos y Gatti optó por justificarse señalando que él tuvo que salir a cubrir un error de la defensa.
¿Corresponde omitir esto? En la feria de la memoria manipulada -perdón, Paul Ricoeur, si la noción está mal usada- no existe un relato periodístico acerca de los protagonistas sino un cuento para niños donde los buenos son solo buenos y no hay malos, como hace el aya Quique Wolff en su programa Simplemente Fútbol.
En las gacetillas de las instituciones, también pasa esto. Si el municipio le entrega una medalla a alguien por sus 40 años en la entidad, seguro que no dirá "vino cuatro décadas, trabajó dos y media".
Quizás lo peor sea cuando se ocultan datos desde el periodismo que declama lavarse con el agua de la valentía para informar. Y cuando en vez de enfocarse en un exarquero los grandes medios periodísticos se ocupan de un dirigente político actual. Cada medio elige a quién mirar con un solo ojo.
18/7/18
Fútbol y victorias
Por los ríspidos senderos de la memoria
De qué hay recuerdo, de quién es la memoria y cómo se recuerda son preguntas que sugiere Paul Ricoeur. Sirven para aproximarse al pasado con un margen más pequeño de error y, con bastante suerte, a la verdad.
Los triunfos en copas Libertadores y mundiales son evocados a menudo en la Argentina, como es razonable dado el poderío del fútbol en nuestra cultura.
Según quién los cuente, son hazañas, páginas gloriosas o fruto de artimañas. Con el tiempo y testimonios que -cual documentos desclasificados- asoman más de veinte años después, varían las formas en las cuales se memora lo ocurrido.
Para el hincha, en particular si es fanático, el triunfo clausura discusiones. En la tierra donde ha crecido profusamente la idea de que el segundo es el primero de los perdedores, la victoria se lee como sinónimo de legitimidad.
Si toca derrota, el mismo hincha sabe encontrar naipes en sus mangas; la culpa es del árbitro, de los organizadores del torneo, de algún soborno, de la mala suerte, etc. Decir por qué se perdió importa tanto o más que saber las verdaderas causas, lo que reduce las chances de crecimiento.
Quien protagoniza el éxito rechaza cualquier mancha a su logro, sea pues no la hay o porque su quehacer lo convence de que todo ha sido limpio.
Le toca al periodista distinguir a Ben Johnson de Carl Lewis, a quien cruza la meta primero ya que se dopó de quien es el genuino vencedor.
La misión es ardua; en palabras de Alejandro Dolina, quien persigue cabalmente la construcción noticiosa suele obrar como un "refutador de leyendas" que tan bien sientan a los inmortalizados en el historial deportivo y a aquellos que los idolatran.
En 2017, Leonardo Farinella, director de diario Olé, hincha de River, panelista de Estudio Fútbol, habló suspicaz del despliegue del lateral derecho Vicente Pernía en el 2-0 con que Boca superó a Independiente y clasificó a la final de la Libertadores de 1979.
La respuesta llegó el 27 de junio del mismo año, en el programa televisivo partidario Pintado de Azul y Oro.
Roberto Rogel y Jorge Benítez, compañeros de Pernía, sostuvieron que su capacidad atlética en los partidos era consecuencia de su sacrificio en cada entrenamiento. "La punta del plantel la llevábamos El Tano y yo", apuntó Rogel en cuanto a quiénes lideraban la fajina. "Era imposible alcanzarlo al Tano como laburaba", recordó Benítez.
Pernía, como tantos, asociaba derrota y frustración. Luego, se preparaba con todo para la victoria. Se alimentaba sanamente, se fastidiaba con los compañeros que trasnochaban y también con aquél que, como El Chino Benítez, "no se daba vitaminas porque le tenía miedo a la aguja".
Respecto de las supuestas vitaminas inyectables, Juan Simón, campeón con Argentina del mundial juvenil de 1979, confesó en la revista El Gráfico en julio de 2013 que "eran jeringazos en el vestuario. Te decían que eran vitaminas pero eran otras cosas". En octubre de 2017, Carlos Randazzo, compañero de Pernía en Boca, le contó al mismo medio que las inyecciones eran "anfetaminas. Las usaban todos los planteles".
El delantero de pelo ensortijado expuso que "era una elección de cada uno, había algunos jugadores que no tocaban nada" y que había un efecto contagio entre los clubes: "Era 'si el de enfrente tiene una ayuda, vamos nosotros también'. Por algo en esa época se implementó el control antidoping".
Pernía sostiene que su portentoso rendimiento se basaba en triple turno de trabajo diario en las pretemporadas xeneizes a las órdenes del profesor Jorge Castelli y añade en una de sus cien respuestas a Diego Borinsky en El Gráfico de septiembre de 2010: "De haber habido control antidoping, las copas Libertadores (1977 y 1978) que ganamos las hubiéramos ganado aún más fácil".
A su juicio, no es Boca el que debe sufrir el manto de sospecha. A cuarenta años de la serie amistosa del seleccionado argentino preparatoria para el mundial '78, Pernía acusa en Pintado de Azul y Oro 2017: "En el vestuario visitante de Boca, creo que fue con Inglaterra el primer partido, me ofrecieron algo y dije 'no'. Me dijeron: 'Tano, esto es un plus, tenemos que tirar todos juntos'". No aceptó.
Otro que vio lo que juzgó reprobable fue José Velasquez, uno de los derrotados en el 6-0 de Argentina a Perú. En el documental "Mundial 78. Verdad o mentira", manifiesta haberle consultado a un futbolista albiceleste: "¿Ustedes jugaron dopados en el Mundial?".
-¿Qué querés, tú sabes la guita que habia? -fue la contestación. Velasquez acota que su par argentino le "dio a entender que era una exigencia, que si no lo hacían no jugaban" ya que "necesitabn campeonar sí o sí".
En la misma obra audiovisual de Christian Remoli ofrece su testimonio el campeón '78 Oscar Ortiz, quien contempla que en un mundial "hay dinero y hay drogas, por lo tanto hay doping y hay soborno".
Es la mirada al pasado de Ortiz, quien para Pernía era "un delantero muy difícil de marcar y honesto como pocos". Alguien que, en el River de 1981 era prácticamente un paria por marcarle errores de conducción a Ángel Labruna. Alguien que, según se ve, tiene al hablar la misma guapeza que al enfrentar a recios zagueros y acomodaticios compañeros.
Por los ríspidos senderos de la memoria
De qué hay recuerdo, de quién es la memoria y cómo se recuerda son preguntas que sugiere Paul Ricoeur. Sirven para aproximarse al pasado con un margen más pequeño de error y, con bastante suerte, a la verdad.
Los triunfos en copas Libertadores y mundiales son evocados a menudo en la Argentina, como es razonable dado el poderío del fútbol en nuestra cultura.
Según quién los cuente, son hazañas, páginas gloriosas o fruto de artimañas. Con el tiempo y testimonios que -cual documentos desclasificados- asoman más de veinte años después, varían las formas en las cuales se memora lo ocurrido.
Para el hincha, en particular si es fanático, el triunfo clausura discusiones. En la tierra donde ha crecido profusamente la idea de que el segundo es el primero de los perdedores, la victoria se lee como sinónimo de legitimidad.
Si toca derrota, el mismo hincha sabe encontrar naipes en sus mangas; la culpa es del árbitro, de los organizadores del torneo, de algún soborno, de la mala suerte, etc. Decir por qué se perdió importa tanto o más que saber las verdaderas causas, lo que reduce las chances de crecimiento.
Quien protagoniza el éxito rechaza cualquier mancha a su logro, sea pues no la hay o porque su quehacer lo convence de que todo ha sido limpio.
Le toca al periodista distinguir a Ben Johnson de Carl Lewis, a quien cruza la meta primero ya que se dopó de quien es el genuino vencedor.
La misión es ardua; en palabras de Alejandro Dolina, quien persigue cabalmente la construcción noticiosa suele obrar como un "refutador de leyendas" que tan bien sientan a los inmortalizados en el historial deportivo y a aquellos que los idolatran.
En 2017, Leonardo Farinella, director de diario Olé, hincha de River, panelista de Estudio Fútbol, habló suspicaz del despliegue del lateral derecho Vicente Pernía en el 2-0 con que Boca superó a Independiente y clasificó a la final de la Libertadores de 1979.
La respuesta llegó el 27 de junio del mismo año, en el programa televisivo partidario Pintado de Azul y Oro.
Roberto Rogel y Jorge Benítez, compañeros de Pernía, sostuvieron que su capacidad atlética en los partidos era consecuencia de su sacrificio en cada entrenamiento. "La punta del plantel la llevábamos El Tano y yo", apuntó Rogel en cuanto a quiénes lideraban la fajina. "Era imposible alcanzarlo al Tano como laburaba", recordó Benítez.
Pernía, como tantos, asociaba derrota y frustración. Luego, se preparaba con todo para la victoria. Se alimentaba sanamente, se fastidiaba con los compañeros que trasnochaban y también con aquél que, como El Chino Benítez, "no se daba vitaminas porque le tenía miedo a la aguja".
Respecto de las supuestas vitaminas inyectables, Juan Simón, campeón con Argentina del mundial juvenil de 1979, confesó en la revista El Gráfico en julio de 2013 que "eran jeringazos en el vestuario. Te decían que eran vitaminas pero eran otras cosas". En octubre de 2017, Carlos Randazzo, compañero de Pernía en Boca, le contó al mismo medio que las inyecciones eran "anfetaminas. Las usaban todos los planteles".
El delantero de pelo ensortijado expuso que "era una elección de cada uno, había algunos jugadores que no tocaban nada" y que había un efecto contagio entre los clubes: "Era 'si el de enfrente tiene una ayuda, vamos nosotros también'. Por algo en esa época se implementó el control antidoping".
Pernía sostiene que su portentoso rendimiento se basaba en triple turno de trabajo diario en las pretemporadas xeneizes a las órdenes del profesor Jorge Castelli y añade en una de sus cien respuestas a Diego Borinsky en El Gráfico de septiembre de 2010: "De haber habido control antidoping, las copas Libertadores (1977 y 1978) que ganamos las hubiéramos ganado aún más fácil".
A su juicio, no es Boca el que debe sufrir el manto de sospecha. A cuarenta años de la serie amistosa del seleccionado argentino preparatoria para el mundial '78, Pernía acusa en Pintado de Azul y Oro 2017: "En el vestuario visitante de Boca, creo que fue con Inglaterra el primer partido, me ofrecieron algo y dije 'no'. Me dijeron: 'Tano, esto es un plus, tenemos que tirar todos juntos'". No aceptó.
Otro que vio lo que juzgó reprobable fue José Velasquez, uno de los derrotados en el 6-0 de Argentina a Perú. En el documental "Mundial 78. Verdad o mentira", manifiesta haberle consultado a un futbolista albiceleste: "¿Ustedes jugaron dopados en el Mundial?".
-¿Qué querés, tú sabes la guita que habia? -fue la contestación. Velasquez acota que su par argentino le "dio a entender que era una exigencia, que si no lo hacían no jugaban" ya que "necesitabn campeonar sí o sí".
En la misma obra audiovisual de Christian Remoli ofrece su testimonio el campeón '78 Oscar Ortiz, quien contempla que en un mundial "hay dinero y hay drogas, por lo tanto hay doping y hay soborno".
Es la mirada al pasado de Ortiz, quien para Pernía era "un delantero muy difícil de marcar y honesto como pocos". Alguien que, en el River de 1981 era prácticamente un paria por marcarle errores de conducción a Ángel Labruna. Alguien que, según se ve, tiene al hablar la misma guapeza que al enfrentar a recios zagueros y acomodaticios compañeros.
14/7/18
Ahora que bajó la marea
El Mundial está a punto de ser pasado. El técnico de la selección nacional, también.
La competencia quedará en la historia por varias razones, entre otras la lección de humildad a los poderosos Alemania, Argentina, España, Brasil: como decía el viejo sabio, "siempre hay alguien más vivo que uno", por mucho que se saque de la manga un proceso de años, al mejor futbolista, un invicto previo de 20 cotejos o el liderazgo indiscutido de las eliminatorias sudamericanas.
Rusia 2018 será recordado por haber sido el primero que aplicó el video para ayudar al referí y por haber deparado el milagro de Néstor Pitana cobrar bien cuatro partidos seguidos.
La copa marcó el triunfo de los equipos y la falibilidad de las estrellas: Cristiano Ronaldo deslumbró con 3 goles en el debut y se fue sin trascendencia alguna en octavos de final, tras fallar un penal en el último encuentro de la primera ronda. Lukaku se floreó contra Panamá y Túñez, y lució entregado a la falta de espacios frente a Francia en semifinales. Kane resurgió... en el partido por el tercer puesto. Lionel Messi fue carta de gol ante Nigeria, penal malogrado en el debut, invisible frente a Croacia y atinado en la eliminación en octavos. Neymar fue doblegado por los tres meses de parate por lesión y mezcló aciertos con deficiencias, encuadrados por sus recurrentes simulaciones.
Para el presente histórico deben quedar imágenes como la del vestuario limpio y el cartel de agradecimiento que dejó la selección japonesa al cabo de su derrota en octavos de final ante Bélgica. No importó que hubiera sido sobre la hora después de ir 2-0 arriba. No hubo adrenalina ni pulsaciones que sirvieran de excusa; tenían un compromiso con la caballerosidad deportivo y dieron la talla. Nada que ver con el insulto que le propina a un futbolista de Croacia durante la derrota el director técnico de Argentina.
La competencia desmintió el valor absoluto de la posesión de pelota. Alemania, España y Argentina golearon en el rubro, no en los arcos rivales, y se despidieron del Mundial antes que Uruguay, el equipo de Godín, zaguero central que fue clave para que su selección, que casi siempre maneja menos el balón que los contrarios, llegara a cuartos de final.
Menudo tema el de tener la pelota. Como otros, reveló el desastre que logra la adhesión irreflexiva a una consigna. De jugadores a periodistas, pasando por técnicos e hinchas, se dio en creer que dominar el balón es condición suficiente para la victoria. Tan ilógico como asumir que la fortuna hace a la salud. En realidad, quien no invierte dinero en medicina tal vez viva entre millones muchos menos años que quien se da cuenta de que la plata por sí sola no es saludable.
Se va el Mundial y se marcha Sampaoli de un cargo que casi no ejerció. Como es usual, no dejan su posición los dirigentes que lo eligieron y lo mantuvieron tras la humillación feudal que le hizo a un policía de tránsito al que acusó de ser pobre. Son los mismos, Claudio Tapia, Daniel Angelici y compañía, que no supieron, o no les importó, que desde la Asociación del Fútbol Argentino se publicara una guía para el macho criollo conquistador en Rusia.
El Mundial está a punto de ser pasado. El técnico de la selección nacional, también.
La competencia quedará en la historia por varias razones, entre otras la lección de humildad a los poderosos Alemania, Argentina, España, Brasil: como decía el viejo sabio, "siempre hay alguien más vivo que uno", por mucho que se saque de la manga un proceso de años, al mejor futbolista, un invicto previo de 20 cotejos o el liderazgo indiscutido de las eliminatorias sudamericanas.
Rusia 2018 será recordado por haber sido el primero que aplicó el video para ayudar al referí y por haber deparado el milagro de Néstor Pitana cobrar bien cuatro partidos seguidos.
La copa marcó el triunfo de los equipos y la falibilidad de las estrellas: Cristiano Ronaldo deslumbró con 3 goles en el debut y se fue sin trascendencia alguna en octavos de final, tras fallar un penal en el último encuentro de la primera ronda. Lukaku se floreó contra Panamá y Túñez, y lució entregado a la falta de espacios frente a Francia en semifinales. Kane resurgió... en el partido por el tercer puesto. Lionel Messi fue carta de gol ante Nigeria, penal malogrado en el debut, invisible frente a Croacia y atinado en la eliminación en octavos. Neymar fue doblegado por los tres meses de parate por lesión y mezcló aciertos con deficiencias, encuadrados por sus recurrentes simulaciones.
Para el presente histórico deben quedar imágenes como la del vestuario limpio y el cartel de agradecimiento que dejó la selección japonesa al cabo de su derrota en octavos de final ante Bélgica. No importó que hubiera sido sobre la hora después de ir 2-0 arriba. No hubo adrenalina ni pulsaciones que sirvieran de excusa; tenían un compromiso con la caballerosidad deportivo y dieron la talla. Nada que ver con el insulto que le propina a un futbolista de Croacia durante la derrota el director técnico de Argentina.
La competencia desmintió el valor absoluto de la posesión de pelota. Alemania, España y Argentina golearon en el rubro, no en los arcos rivales, y se despidieron del Mundial antes que Uruguay, el equipo de Godín, zaguero central que fue clave para que su selección, que casi siempre maneja menos el balón que los contrarios, llegara a cuartos de final.
Menudo tema el de tener la pelota. Como otros, reveló el desastre que logra la adhesión irreflexiva a una consigna. De jugadores a periodistas, pasando por técnicos e hinchas, se dio en creer que dominar el balón es condición suficiente para la victoria. Tan ilógico como asumir que la fortuna hace a la salud. En realidad, quien no invierte dinero en medicina tal vez viva entre millones muchos menos años que quien se da cuenta de que la plata por sí sola no es saludable.
Se va el Mundial y se marcha Sampaoli de un cargo que casi no ejerció. Como es usual, no dejan su posición los dirigentes que lo eligieron y lo mantuvieron tras la humillación feudal que le hizo a un policía de tránsito al que acusó de ser pobre. Son los mismos, Claudio Tapia, Daniel Angelici y compañía, que no supieron, o no les importó, que desde la Asociación del Fútbol Argentino se publicara una guía para el macho criollo conquistador en Rusia.
26/6/18
Todo vale noticioso
Fernando Pacini honra el periodismo. En la última edición de Súper Mitre Deportivo, llamó la atención sobre un asunto a la larga más importante que cualquier resultado de fútbol: los medios y los fines, en este caso relacionados a la caza de noticias y a su divulgación.
Con su voz jamás altisonante, Pacini cuestionó la difusión que la mayoría de los medios de comunicación hizo de conversaciones privadas.
Nobleza obliga, el que suscribe consumió los audios de voces idénticas a las de Diego Simeone y Ricardo Giusti explicando por qué a la selección argentina le cuesta jugar sin sobresaltos y contando qué habas se cuecen en la concentración.
¿Es legítimo que el periodismo explote un diálogo que no lo tenía como destinatario? Algunas respuestas, con cálida bienvenida a las que quieras sumar:
a) Si un reportero está en un cóctel y escucha, porque no puede evitarlo, una charla a pasos de él, ¿cuál es su culpa? Los dos que hablan lo hacen en un contexto donde tendrían que asumir la chance de que los escuche alguien que le pondrá alas a sus expresiones.
b) No es el caso de un mensaje vía whatsapp, correo electrónico o similar de Juan a Pedro. En ese caso, quien se entromete para escucharlo se asemeja a quien abre una carta. Y eso está mal, tanto que es delito. O periodismo, según múltiples publicaciones en los últimos días.
c) ¿Qué pasa si el diálogo entre partes involucra a, por ejemplo, un intendente en plena maniobra fraudulenta? La pinchadura telefónica sigue siendo incorrecta, aunque podría tener una autorización legal; como en la cámara oculta, se consiente un mal para evitar uno mayor.
Algo de esto hay en las wikileaks, filtraciones de documentos estatales y empresariales -desde luego, sin autorización de sus protagonistas- llevadas a cabo para poner bajo escrutinio social aquello que se mantiene secreto, a menudo por causas non sanctas.
Huelga afirmar que ni la más dura goleada en contra de la selección, River o Boca amerita vulnerar la privacidad de una comunicación telefónica entre dos personas.
Sin embargo, eso ha pasado.
Alguien puede plantear: "Bueno, pero si el periodista no lo hizo y simplemente recibió y publicó el mensaje que alguien le hizo llegar, la responsabilidad es de alguien y no del periodista".
Error. Es como comprar un televisor robado.
Y pensar que varios de los que hicieron esto se enjuagan la boca criticando métodos como darles agua con calmantes a los rivales para ganar un partido.
Periodistas como mínimo necios, un mal peor que perder contra Croacia o Singapur.
Fernando Pacini honra el periodismo. En la última edición de Súper Mitre Deportivo, llamó la atención sobre un asunto a la larga más importante que cualquier resultado de fútbol: los medios y los fines, en este caso relacionados a la caza de noticias y a su divulgación.
Con su voz jamás altisonante, Pacini cuestionó la difusión que la mayoría de los medios de comunicación hizo de conversaciones privadas.
Nobleza obliga, el que suscribe consumió los audios de voces idénticas a las de Diego Simeone y Ricardo Giusti explicando por qué a la selección argentina le cuesta jugar sin sobresaltos y contando qué habas se cuecen en la concentración.
¿Es legítimo que el periodismo explote un diálogo que no lo tenía como destinatario? Algunas respuestas, con cálida bienvenida a las que quieras sumar:
a) Si un reportero está en un cóctel y escucha, porque no puede evitarlo, una charla a pasos de él, ¿cuál es su culpa? Los dos que hablan lo hacen en un contexto donde tendrían que asumir la chance de que los escuche alguien que le pondrá alas a sus expresiones.
b) No es el caso de un mensaje vía whatsapp, correo electrónico o similar de Juan a Pedro. En ese caso, quien se entromete para escucharlo se asemeja a quien abre una carta. Y eso está mal, tanto que es delito. O periodismo, según múltiples publicaciones en los últimos días.
c) ¿Qué pasa si el diálogo entre partes involucra a, por ejemplo, un intendente en plena maniobra fraudulenta? La pinchadura telefónica sigue siendo incorrecta, aunque podría tener una autorización legal; como en la cámara oculta, se consiente un mal para evitar uno mayor.
Algo de esto hay en las wikileaks, filtraciones de documentos estatales y empresariales -desde luego, sin autorización de sus protagonistas- llevadas a cabo para poner bajo escrutinio social aquello que se mantiene secreto, a menudo por causas non sanctas.
Huelga afirmar que ni la más dura goleada en contra de la selección, River o Boca amerita vulnerar la privacidad de una comunicación telefónica entre dos personas.
Sin embargo, eso ha pasado.
Alguien puede plantear: "Bueno, pero si el periodista no lo hizo y simplemente recibió y publicó el mensaje que alguien le hizo llegar, la responsabilidad es de alguien y no del periodista".
Error. Es como comprar un televisor robado.
Y pensar que varios de los que hicieron esto se enjuagan la boca criticando métodos como darles agua con calmantes a los rivales para ganar un partido.
Periodistas como mínimo necios, un mal peor que perder contra Croacia o Singapur.
25/6/18
Caruso Lombardi y el periodismo
Hay personajes que saben estar a la moda. Ricardo Caruso Lombardi es uno de ellos. Sabe que el conflicto es factor de valor noticioso y lo aprovecha para tener presencias televisivas aunque lleve meses sin ejercer como director técnico.
Su compromiso es con el caos, no con la verdad. Por eso es capaz de denunciar box en la selección a miles de kilómetros y sin testigos que le sirvan de fuentes.
Allá él y su examen de conciencia, no muy distinto de tantos que esparcen lo que "dicen las malas lenguas", como si la de ellos no fuera una más.
El problemón de fondo es qué hace el periodismo con Caruso Lombardi. Porque el periodismo sí tiene el deber de constatar antes de publicar. Si no, su rol es llevar y traer versiones sin sustento y seguir con la producción de disputas. Que rinde, prueba de lo cual son los programas de la tarde que se activan ni bien empieza cada temporada de Showmatch, con la diferencia de que ellos están en el rubro farándula/ entretenimiento.
El lío está de moda en casi todas las vidrieras. El periodismo serio, apenas en algunas. Consumirlo es comer golosinas, no obstante algunos escriban en sus etiquetas "alimento sano y natural".
Hay personajes que saben estar a la moda. Ricardo Caruso Lombardi es uno de ellos. Sabe que el conflicto es factor de valor noticioso y lo aprovecha para tener presencias televisivas aunque lleve meses sin ejercer como director técnico.
Su compromiso es con el caos, no con la verdad. Por eso es capaz de denunciar box en la selección a miles de kilómetros y sin testigos que le sirvan de fuentes.
Allá él y su examen de conciencia, no muy distinto de tantos que esparcen lo que "dicen las malas lenguas", como si la de ellos no fuera una más.
El problemón de fondo es qué hace el periodismo con Caruso Lombardi. Porque el periodismo sí tiene el deber de constatar antes de publicar. Si no, su rol es llevar y traer versiones sin sustento y seguir con la producción de disputas. Que rinde, prueba de lo cual son los programas de la tarde que se activan ni bien empieza cada temporada de Showmatch, con la diferencia de que ellos están en el rubro farándula/ entretenimiento.
El lío está de moda en casi todas las vidrieras. El periodismo serio, apenas en algunas. Consumirlo es comer golosinas, no obstante algunos escriban en sus etiquetas "alimento sano y natural".
23/6/18
Dilemas
Por Sabina López, estudiante del IPEM 252 de Río de los Sauces
Dilemas que matan. Dilemas que nos hunden poco a poco. Dilemas de los cuales se vuelve casi imposible salir. Hace un par de días que me planteo este tema para decidir entre dos ocupaciones futuras. La primera es una carrera con temas muy interesantes a mí entender y con tareas que realizo desde que tengo uso de razón, una hermosa mezcla entre combinaciones de sabores, tiempos de cocción y presentaciones. Cómo habrán notado mí primera opción es ser chef. La segunda se me presentó hace un par de años, por el amor a la ciencia, a los descubrimientos y a nuestro cuerpo, es un mundo interminable con el que chocamos al comenzar a estudiar biología, sumado a las facilidades que encuentro al explicar estos temas frente a una clase. La licenciatura en biología es mí segunda alternativa.
Aquí luego de esa descripción de las carreras posibles me encuentro entre el miedo al cansancio de mi mejor hobby utilizándolo como un trabajo y la posibilidad de ejercer en el ámbito educativo a pesar de todas las inseguridades que esto me genera. Escuché reiteradas veces la frase "Uno no se cansa de lo que ama" pero seamos sinceros, a veces a pesar de todo el amor que le tengamos a una persona, queremos alejarnos de ella por un ratito, para descansar. Este es mí dilema, estoy segura de que voy a salir de él, pero también estoy segura de que es un rompecabezas bastante complicado.
21/6/18
¿Te seguirás burlando del policía?
Confundido como muchos nuevos ricos, Jorge Sampaoli quiso desautorizar a un policía que cumplía su función con la frase "cobrás 100 pesos por mes, gil".
¿Te alcanzarán los millones que te paga la Asociación del Fútbol Argentino para comprar algún medio periodístico? Sería la única forma de encontrar alguien que hable bien de vos.
Pediste tiempo de trabajo y diste días libres. Desechaste al mejor arquero en nombre de una supuesta superioridad de Caballero por ser suplente en Europa. ¿Tan poco sabés de fútbol que no notaste los estragos de la discontinuidad aunados a la falta de experiencia en la selección? ¿O creíste que daba igual un suplente sin rodaje albiceleste que Sergio Romero?
¿Nadie te dijo que Cristian Pavón pica a 37 kilómetros por hora y que también colabora en defensa como lo podía hacer Marcos Acuña? Cierto, uno es súperestrella en Portugal y otro juega a cinco cuadras del Riachuelo, donde viven varios que cobran apenas más que 100 por mes.
Paradójico, Sampaoli: cobrás fortunas y te recibiste de pobre tipo.
Menotti y Sampaoli, semejantes 36 años después
César Menotti dice que de fútbol sabe el 5 por ciento de los periodistas y luego acusa malinterpretación: que es el 95 por ciento, tal se refleja en una entrevista de Juan José Panno en El Gráfico titulada "Menotti: entre la guerra y la paz". Semanas después, tras caer 3-1 ante Brasil en la segunda fase, la Argentina se va del Mundial de España con dos victorias y tres caídas. Y un agravante terrible: no haber sabido aprovechar a Maradona a los 21 años cuando aún no eran irreconciliables sus diferencias con Ramón Díaz.
Jorge Sampaoli viaja a Europa para enseñar a los futbolistas sus ideas, tan grandes que no caben en un teléfono móvil. Se resiste a aprender de los errores y da por buena la actuación de Caballero en el 1-6 ante España. Insiste con Javier Mascherano como Menotti con Luis Galván.
Aquella vez, Menotti se quedó en España, no volvió con el plantel cabizbajo, y solo se fue de la selección porque la Asociación del Fútbol Argentino se negó a renovarle un contrato multimillonario. Sampaoli puede superarlo, regresar junto al grupo al que no supo conducir y presentar la renuncia, que bien debieran firmar al pie varios futbolistas.
Argentina, Barcelona: ¡qué lejos están!
-Doctor, tengo mala suerte. Mis 25 novias me fallaron.
-¿Veinticinco? ¿No será mucho para hablar de mala suerte?
-¿Usted también me falla? Cambiemos de psicólogo.
-Como quiera, pero le queda media hora de esta sesión. ¿Qué más quisiera decirme?
-Cuando vamos al café donde paro siempre, las palabras con mis novias me fluyen como el más bello de los ríos. Pero cuando vamos a su casa, aunque me diga que me sienta como en la mía, no tengo la misma soltura.
(Del libro de sueños de Lionel Messi).
15/6/18
Ataque de sinceridad
Por Sabina López, estudiante de sexto año, IPEM 252 de Río de los Sauces
Por Sabina López, estudiante de sexto año, IPEM 252 de Río de los Sauces
Pensando y repensando modos, formas o enfoques de la vida con redes sociales me encuentro en una laguna sin poder centrarme en otra cosa que no sea indignación y autorretratos.
Procedo a aclarar que soy parte de ese nefasto grupo de personas que postea cosas sin sentido, que pierde su tiempo y que está atento a lo que dicen los demás integrantes de este universo. Dicho esto, aquí van mis planteos y auto-respuestas:
Somos seres sociales que necesitan de la interacción con otros para poder mantenerse cuerdos, por lo tanto, ¿Por qué interactuar a través de un monitor/móvil si podemos hacerlo personalmente? En lugar de postear “mis mates hoy fueron mejores que los de ayer” vayamos a la plaza a tomarlos con un grupo de amigos y que estos lo digan o invitemos a alguien a probarlos.
Busco la forma de ser comprensiva con este caso y no la encuentro… A menudo encontramos escritos tipo “te extraño” o “tengo ganas de hablar con vos” (insisto en mi severidad y hago mea culpa de lo expresado) sin tener un destinatario etiquetado, como si la persona a la cual va dirigido en cuanto lo lea se identifique y realice toda acción añorada. Actuemos para que esto cambie, no ganamos nada comentándole al mundo que extrañamos a una persona.
Un común de la población desganada en la que vivimos hoy es “odio mi trabajo”, “necesito vacaciones” o “ya estoy harto de todo”. Noto que hay días pesados, pero intentemos empatizar con los demás, encontramos reiteradas veces a personas en peor situación que nosotros y con una sonrisa de oreja a oreja sin renegar, aceptando lo que les toca. No obligo a nadie a ser feliz pero solo quiero generar algo de conciencia y conformidad, la mayoría de nuestras quejas son por cosas insignificantes, que seguro en un tiempo se solucionan.
Procedo a aclarar que soy parte de ese nefasto grupo de personas que postea cosas sin sentido, que pierde su tiempo y que está atento a lo que dicen los demás integrantes de este universo. Dicho esto, aquí van mis planteos y auto-respuestas:
Somos seres sociales que necesitan de la interacción con otros para poder mantenerse cuerdos, por lo tanto, ¿Por qué interactuar a través de un monitor/móvil si podemos hacerlo personalmente? En lugar de postear “mis mates hoy fueron mejores que los de ayer” vayamos a la plaza a tomarlos con un grupo de amigos y que estos lo digan o invitemos a alguien a probarlos.
Busco la forma de ser comprensiva con este caso y no la encuentro… A menudo encontramos escritos tipo “te extraño” o “tengo ganas de hablar con vos” (insisto en mi severidad y hago mea culpa de lo expresado) sin tener un destinatario etiquetado, como si la persona a la cual va dirigido en cuanto lo lea se identifique y realice toda acción añorada. Actuemos para que esto cambie, no ganamos nada comentándole al mundo que extrañamos a una persona.
Un común de la población desganada en la que vivimos hoy es “odio mi trabajo”, “necesito vacaciones” o “ya estoy harto de todo”. Noto que hay días pesados, pero intentemos empatizar con los demás, encontramos reiteradas veces a personas en peor situación que nosotros y con una sonrisa de oreja a oreja sin renegar, aceptando lo que les toca. No obligo a nadie a ser feliz pero solo quiero generar algo de conciencia y conformidad, la mayoría de nuestras quejas son por cosas insignificantes, que seguro en un tiempo se solucionan.
Luego de este descargo puedo divisar tres puntos positivos de las redes sociales cargadas de hechos triviales y tres argumentos o consejos para tener en cuenta:
1_ No somos ni vamos a lograr ser personas individuales. Necesitamos de un grupo de gente que física o psicológicamente nos acompañe y esto logra el estar conectados. En una época de individualismo puro notar esto da un poco de esperanza para el futuro. Si bien no lo hacemos conscientemente las publicaciones son para que otra persona vea que existimos y que realizamos actos, que nos superamos.
2_ Genera conexiones y nuevos amigos. En varias oportunidades nuestras trivialidades llegan a gente que se encuentra interesada en estas o simplemente coincide en el gusto por la actividad/opinión que publicamos. Esta es una buena excusa para comenzar una conversación y así, tal vez, conocer personas o conseguir un trabajo, quién sabe…
3_ Ayuda al autoconocimiento. Parece mentira, pero no, postear tonterías sobre lo que hacemos y lo que no, leyendo también las actividades de las personas que seguimos, generamos incertidumbre sobre si me gustaría o no realizar esta acción. Descubriendo nuevas metas y objetivos para cambiar la rutina.
2_ Genera conexiones y nuevos amigos. En varias oportunidades nuestras trivialidades llegan a gente que se encuentra interesada en estas o simplemente coincide en el gusto por la actividad/opinión que publicamos. Esta es una buena excusa para comenzar una conversación y así, tal vez, conocer personas o conseguir un trabajo, quién sabe…
3_ Ayuda al autoconocimiento. Parece mentira, pero no, postear tonterías sobre lo que hacemos y lo que no, leyendo también las actividades de las personas que seguimos, generamos incertidumbre sobre si me gustaría o no realizar esta acción. Descubriendo nuevas metas y objetivos para cambiar la rutina.
A_ Empatizar. Es algo costoso y voluntario, poder notar lo que la gente que nos rodea siente. Si logramos esto, transfiriéndolo, estamos enseñando el sentido de la solidaridad, y a su vez dejando de lado ese corte individualista. Cambiar personalmente para así ayudar a cambiar a la gente que nos rodea, emitiendo una preocupación social y evitando problemas.
B_ Corregir. Dentro de las fases del autoconocimiento esta también la auto evaluación, ser crítico con uno mismo. Tomémonos el tiempo de leer nuestros posteos, pensar por qué puse eso; es algo útil que ayuda a ser razonable antes de escribir. Autoconocimiento, autocrítica y autocorrección. Conocerse, evaluarse y corregirse.
C_ Liberar. Soltar esos miedos que nos atan a no tomarnos una tarde libre, a no escribirle a esa persona que extrañamos, etc. Dejar de estar enjaulados entre las rejas de la apariencia y mostrarnos tal cual somos, sin miedos ni máscaras. Somos seres hechos para fallar aprendiendo de estos errores, pero esto en la vida real, evitando todo estereotipo de redes sociales y marketing.
B_ Corregir. Dentro de las fases del autoconocimiento esta también la auto evaluación, ser crítico con uno mismo. Tomémonos el tiempo de leer nuestros posteos, pensar por qué puse eso; es algo útil que ayuda a ser razonable antes de escribir. Autoconocimiento, autocrítica y autocorrección. Conocerse, evaluarse y corregirse.
C_ Liberar. Soltar esos miedos que nos atan a no tomarnos una tarde libre, a no escribirle a esa persona que extrañamos, etc. Dejar de estar enjaulados entre las rejas de la apariencia y mostrarnos tal cual somos, sin miedos ni máscaras. Somos seres hechos para fallar aprendiendo de estos errores, pero esto en la vida real, evitando todo estereotipo de redes sociales y marketing.
Como cierre de este texto creo que sería útil tomar cada frase que decimos, cada problema que se nos presenta o cada idea que nos planteamos, deconstruirlo teniendo en cuenta el valor que le damos a esto y verlo reflejado en todas sus formas. Así, casi nunca tendremos un entorno totalmente negro.
Uno a uno o agremiados
Por Emilia Kammerath, Tomás Lacoste y Zoe Monasterio, estudiantes de tercer año, colegio San Ignacio
Después de leer “Poquita cosa” podemos decir que los gremios son agrupaciones muy importantes, y en la mayoría de los casos efectivos, porque ayudan a gente como Yulia a mejorar sus condiciones de trabajo, a que sus derechos sean cumplidos y su sueldo sea el merecido. Podemos ver, en este cuento, dos clases sociales muy diferentes entre sí, ya que el hombre es una persona adinerada con altas chances de vida (para él y para sus hijos), mientras que la mujer es poco adinerada y necesita urgentemente el dinero por el que trabaja. Actualmente, en nuestro país, aunque estas situaciones no son tan frecuentes como antes, siguen pasando, pero gracias a movimientos sociales como “Ni una menos”, como ya dicho, no son tan seguidos. Mujeres en un movimientos así suelen haber pasado por momentos similares al de Yulia, pero a diferencia de ella estas chicas/señoras decidieron combatir contra los que no respetaron sus derechos. “Poquita cosa” nos transmite el poder capaz de tener un hombre, en la sociedad sobre una mujer y cuánto puede llegar a afectarle la vida. Esta sociedad llamada patriarcado está siendo tratada de sacar para formar una vida social más pareja de acuerdo al poder entre géneros, lo cual ayudaría de una forma muy grande a mujeres como Yulia Vasilievna.
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