Buen negocio
Una frase habitual del fútbol cuando se advierte que el deseado triunfo no resulta factible es: "Firmo el empate". Esta asunción realista a menudo se lleva de la cancha a otros ámbitos de la vida. Uno quiere un objetivo, pero percibe que tendrá que contentarse con uno más modesto.
A continuación, circunstancias en las que Carlos López, estudiante del PEAM, acepta de buena gana el empate:
"a) Muy común que en una charla de amigos o una reunión, la conversación casi indefectiblemente derive hacia el tema político. Es muy fácil tropezar con alguien intolerante o fanático, que a pesar de la irrefutabilidad del fundamento opuesto, asume una actitud beligerante lo que ouede derivar en palabras ofensivas. Cuando la situación llega al límite, con diplomacia dirigir a otro punto la palabra.
b) Ante un programa de TV que en este tiempo es muy común ver en familia y que genera opiniones diferente, es preferible no entrar en evaluaciones que pueden ser molestas. Sobre todo tener en cuenta que no a todos les agrada lo mismo y en un TV se puede ver un solo programa por vez.
c) Ante un acto descortés o alguna palabra ofensiva, ensayando la mejor sonrisa, explicar que no fue la intención de molestar y seguir con lo suyo. Lo cortés no quita lo valiente. Uno sabe que no ha perdido.
d) Cuando se pretende producir un abuso de poder, autoridad o arrogarse un derecho en menoscabo del resto, con altura y buen humor, no solo se empata sino hasta se gana. Por ejemplo, a alguien que se adelanta en una cola y se enoja con la consabida frase, “Ud. sabe quien soy yo”, desarmarlo preguntando en voz alta: “¿Alguien conoce a este señor?, porque él no lo recuerda”.
e) Si se está en la cola de taxis y alguien lo requiere con apuro, si el afectado no tiene urgencia ceder su lugar, además de evitar una discusión inútil, es un acto de cortesía".