Una casa de gran valor
Con valores como materiales de construcción, Ana Chevarría edifica un hogar.
"Primero hay que agradecer la posibilidad de hacer una casa", señala la alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores.
Sueña con "una vivienda sencilla que pueda atesorar" afecto y sea acogedora. La prefiere a "una mansión" que puede ser "fría y distante".
Un "pilar importante es el respeto" y otro, el "conocimiento de lo que se desea para que sea firme y no se derrumbe ante movimientos externos".
Para que la casa gane solidez es preciso dotarla de "unión en lo que pasa por las manos, tener equilibrio para levantar las paredes sin forzar ningún componente".
Ana asume el dulce desafío de "la emoción de construir con fortaleza, con amor en cada detalle", apelando a la "coherencia" y "manteniendo la paciencia, ¡oh palabra difícil!". La labor de ir "moldeando" se asemeja a de "un alfarero" y requiere de "confianza para lograr el objetivo".
"Puede derrumbarse una vivienda", avisa con la experiencia de los años, y plantea que "para ponerla de pie nuevamente" hay que apelar a "dedicación, perseverancia y humildad".
El techo ha de ser bello sin por eso basarse en lo aparente sino en "el valor del esfuerzo".