4/9/20

 Prejuicio y escarnio

(sobre lo sucedido horas atrás con un docente)

Hay expresiones que describen a quienes las pronuncian. Una de ellas es "dicen las malas lenguas". Demuestra que quien la formula es incapaz de hacerse cargo de sus actos; si no, optaría por la franqueza y afirmaría: "Decimos las malas lenguas".

¿Quién está dispuesto a asumir públicamente que prejuzga, divulga sin su permiso imágenes desdodoras para una persona y se entretiene con el chisme? 

¿Quién del mundo periodístico tiene al menos el coraje de aseverar abiertamente "por el rating, todo"?

La semilla que en los 1990 empezaron a sembrar nefastos personajes como Marcelo Tinelli y Mario Pergolini mediante cámaras ocultas y otros engaños -que no eran para desbaratar bandas criminales sino para burlar al ciudadano de a pie- sigue dando frutos. Duele constatar una verdad social que tiene a chicos y grandes ocupados en fustigar a otro sin siquiera darle la chance de escucharlo. Primero tiro, después pregunto. 

A esas audiencias les sienta muy bien el periodismo del juicio sumario.

Unos y otros se miran en un espejo manchado por la falta de autocrítica.

Mabel Grillo, luminosa profesora de comunicación, dijo hacia fines de siglo pasado que todas las sociedades tienen sus enfermedades y que la de entonces era la mediocridad. Su diagnóstico sigue vigente.