El cielo de la masividad
No es nuevo el deseo de concitar adhesiones en Facebook y otras redes sociales. La popularidad como atributo apetecible viene desde el fondo de los tiempos. Puede pensarse que Adán quiso recibir un "me gusta" de Eva, probó la manzana y se condenó. A su vez, Eva había aceptado la solicitud de amistad de la serpiente.
En los medios comerciales, la audiencia se mensura y la lógica cuantitativa prevalece. Más audiencia, más expectativa de vida para un programa.
Matilde Maffrand señala que "hay compañías especializadas que miden el aproximado de las audiencias. En el caso de la televisión, se les entrega a familias previamente seleccionadas un audímetro con el que se ingresan datos sobre quién está viendo un programa determinado. A cambio, estas familias pueden obtener puntos y canjearlos por productos".
La alumna del Programa Educativo de Adultos Mayores consigna que "con los audímetros se calcula un promedio, minuto a minuto, de la cantidad de personas que ve la programación".
En la radio, según los recursos humanos, económicos y tecnológicos con que se cuente, "se hacen encuestas periódicas que pueden ser mensuales o trimestrales". O bien, "se utiliza un dispositivo llamado PPM (medidor portátil de audiencia) que registra las visitas que una estación recibe cada intervalos de 15 minutos".
Cantidades a un costado, importa pensar que "en las sociedades democráticas, en las que cada ciudadano tiene voz y voto, el papel de los medios de comunicación es clave pues el ejercicio responsable de tal derecho de la ciudadanía solo puede darse en información y formación".
¿Cómo ejercer responsablemente este cometido?
Con la filosofía a mano, Matilde ensaya una respuesta: "Aristóteles define la virtud moral como un hábito que consiste en un término medio entre dos extremos que son dos vicios, uno por exceso y el otro por defecto. El extremo por exceso se da cuando se bombardea con tal pluralidad de perspectivas que al carecer de criterio para enjuiciarlas terminamos considerándolas a todas ellas válidas. Y el extremo por defecto es cuando los ciudadanos, a costa del bombardeo unísono y constante de determinadas informaciones, terminamos concluyendo que esa información es toda la información.
Habría que buscar el camino del medio para todos los extremos. Y no te olvides de poner me gusta cuando termines de leer este pequeño aporte".