Luz espiritual
Aprender es ventajoso, como lo advierte cualquiera que ya no tenga que pagar arreglos del auto por su manejarlo mal. O como lo nota quien comete menos errores con su tercer hijo que con los primeros.
Lidia Olmedo, deseosa de seguir aprendiendo, toma el tema y empieza por recuperar aquello de que "nadie nace sabiendo. A medida que crecemos, adquirimos más conocimiento y es muy bueno, aunque a veces no es posible. Yo no tengo mucho estudio, pero asistir al primario y algo del secundario me sirvió de mucho. El saber leer y escribir ayuda muchísimo; es una forma de poder comunicarse con otras personas.
La vida me enseño a ser tolerante, respetuosa, humilde, saber tratar con las personas de una forma amable. Da más satisfacción ser así que malhumorado, prepotente o grosero", dice la estudiante del PEAM y la coherencia la acompaña: es una persona que recibe sugerencias y correcciones con el don de quien asume que el aprendizaje, cual línea recta, no tiene fin.
La vida, que por lo general no reparte boletines de calificaciones en papel, ha premiado a Lidia "con una hermosa familia, humilde pero unida. Tengo la dicha de cuatro hijos que con sacrificio pudieron estudiar. En este sentido tuve un gran aprendizaje.
Todo lo que sé hacer, poco o mucho, lo aprendí con el correr del tiempo. El aprendizaje no se termina nunca, siempre hay cosas que aprender y hay que aprovecharlas".